Deseamos a todos los que llegan hasta El Alminar: Paz y felicidad a los hombres y mujeres de buena voluntad. Necesitamos buenos propósitos, buenas intenciones y buena voluntad. Un año tras otro lo deseamos, porque lejano acontecimiento en Nazaret transformó la historia. Nada se anunció antes, y Magos de Oriente, pastores y las pocas gentes de la zona se vieron sorprendidos por un nacimiento, del que nada sabían. La luz que surge y empieza a abrirse paso en medio del invierno. Todo se construyó en interpretó mucho después, porque en su momento nadie escribió nada. Serían necesarios más de 30 años para vincular aquel nacimiento perdido en la noche de los tiempo, con lo sucedido en Jerusalén en tiempos de La Pascua. Alfa y Omega, principio y final, para que el final fuese el principio.
El espíritu de La Navidad está presente para todos, incluso para quienes no les alcance. Siempre habrá guerras, enfermedades, pobreza. Cada Navidad hay más gente que falta, pero no por ello muere su espíritu. Hay que evitar lo que divide y separa, todo aquello que siembra la discordia. Luchar siempre por mantener encendida la lámpara y contra quienes actúan por apagarla o por ocultar su luz. Ellos sirven y viven para la tiniebla, nosotros solo somos colaboradores de la luz y de la verdad.
Volvemos a repetirlo: Paz y Felicidad a los hombres y mujeres de buena voluntad.