El muro transparente


      En la calle del malogrado General Pintos, en el barrio del Tesorillo, existe desde hace años un campo de fútbol, denominado en la actualidad como Fernando Pernías. Allí se juegan muchos partidos de las diferentes categorías de escolares melillenses. Melilla tiene cinco instalaciones relacionadas con el fútbol, una de ellas la muy ruinosa, destartalada y semi abandonada «ciudad del fútbol», de la que hemos hablado sobradamente en El Alminar. Esta última instalación está en un páramo y en invierno, sin protección alguna frente a los fríos aires que bajan del Gurugú, la zona deportiva resulta muy inclemente. Nadie quiere ir allí. En Melilla, como para algunas cosas sobra el dinero, se malgasta y tira a espuertas.

           Teníamos de todo, pero nos faltaba un muro transparente. Se ha tirado el antiguo muro de obra, que no molestaba a nadie y va a ser sustituido por otro, de material transparente, que permitirá integrar el conjunto deportivo en el entorno del barrio, esa es la motivación oficial. Cuatro meses de obras y un coste total de 120.000€. Ignoro, porque no he entrado nunca, en qué condiciones estarán los vestuarios y las zonas de duchas de los deportistas. No sé si habrá agua caliente, si habrá taquillas y todas esas minucias, que por lo general no suelen estar en muy buenas condiciones, pero hacía falta el muro transparente. Aquí ya no se le da importancia a nada. Nos hemos acostumbrados a que nos falte lo necesario y a que nos sobre lo superfluo y eso sí, a callarnos con casi todo.

       Esperaremos a ver si el resultado, al menos visualmente merece la pena.

    Nota: https://elalminardemelilla.com/2011/06/25/el-olvidado-caso-de-la-ciudad-del-futbol-de-melilla/

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El barco que sostiene Melilla


        

                            Husky racer ( el corredor fornido)

             Todos vemos en algún momento de la semana este barco. Incasablemente lo vemos descargar contenedores repletos de mercancía y volver a llevárselos vacíos. Esa es toda nuestra industria y nuestro presente y futuro se concentra en ese pantalán de carga. Hoy leo una noticia que habla de que el tráfico de contenedores se ha incrementado de modo notable. Esa es la madre de todas las claves. La mercancía llega regularmente a nuestra ciudad, se descarga, su cuantifica y paga de modo inexorable el IPSI, que llena y satura nuestras arcas públicas. Estamos en una coyuntura favorable, en Melilla, y eso nos beneficia.  El éxito indudable de la recaudación por IPSI, provoca esa sensación dual de que mientras todo lo concerniente al Estado se esté hundiendo, todo lo relacionado con la Ciudad Autónoma se mantenga a flote.

                Lo único que preocupa es que se esté derrochando a manos llenas, las cifras de gastos inexplicables de la CC.AA. o de la Autoridad Portuaria son sobrecogedoras, y no se está guardando nada para el futuro. quien gasta todo lo que tiene, crea su propia inseguridad para el futuro. En Melilla se gasta hasta el último euro que se ingresa, pero no siempre en cosas que luego permanezcan en la ciudad. Se hacen obras muy caras y que luego resultan de un mantenimiento más caro aún. Hasta ahora parece que se puede pagar todo, pero las coyunturas económicas son así, hoy favorecen y mañana se vuelven en contra. Una política económica sensata y con vistas al futuro, debería estar llenando las cuentas públicas de superavit.

                Cuento esto para que quien no haya  haya pensado las cosas  de esa manera, entienda que Melilla debe aceptar como una compensación obligada, la afluencia de inmigrantes subsaharianos, cuando obtiene tanto del actual comercio fronterizo.