- Amanece Melilla
- En el fondo del mar
- Rumbo a Melilla
- Estafeta Postal
- Tren de Minas del Rif
- Frisos de Babilonia
El espectáculo de la plaza de las Culturas
El concepto «amanacer» en política no suele significar nada bueno. Ahí está el caso de Amanecer Dorado (Χρυσή Αυγή), en Grecia. «En España vuelve a amanecer», era el última estrofa del himno falangista del Cara al Sol. En el decepcionante espectáculo de luz y sonido (ruido era lo que más había), de la plaza de las culturas se utilizaba como lema el: Amanece Melilla, en colores dorados, al que luego se unía el estrambote de Pasarela entre Culturas.
Se ha falseado tanto nuestra historia, o es tan difícilmente reivindicable, que resulta complicado utilizar elementos comunes. Hay elementos comunes, sin lugar a dudas, a todas las culturas que conforman Melilla, sobre todo las dos mayoritarias y más representativas (cristiana y musulmana), pero es necesario tener ideas. El espectáculo o presentación sobre las murallas resultó anodino, sin contenido y nada representativo con respecto a la ciudad, su historia, o su composición social. Mucho ruido, sobre todo el del tren del mineral, y pocas o casi ninguna nuez. Resultó llamativo lo del tren, porque la extracción del mineral en las montañas de Uixan, resultó ser la causa de la mayor parte y de las más sangrientas Campañas de Marruecos.
Melilla tuvo su origen en los muros de Babilonia, al menos eso parecían mostrar los frisos del palacio de Nabuconodosor. El mundo de Bob Esponja, la estafeta de correos alcanzada por un cañón antiaéreo, los sellos de correos, en donde faltaron algunos, y algunas otras extrañas proyecciones, compusieron un espectáculo que dejó perplejo a la no muy numeroso publico asistente. Además fue excesivamente corto y sobre todo, ruidoso. ¿Cuánto ha costado esto?, preguntaba alguien. Da igual.
Todo recordaba demasiado al «Rumbo a Melilla» de 1997. Es un retorno al pasado.