Relevo en la Iglesia de Melilla


 

Roberto Rojo, la marcha del buen pastor

    En octubre de 2011, en el primer semestre del incipiente Alminar, conocimos la renovación del Vicario episcopal melillense Jose Manuel Barreiros. En aquel momento llegaba un vicario más, de los muchos que han sido en nuestra ciudad, Roberto Rojo Aguado. Nadie podía imaginar en aquel entonces, que el recién llegado Vicario episcopal se iba a convertir en uno de los más duraderos en el cargo, y también en uno de los que más huella han dejado. Para comprobar esto, solo basta teclear su nombre en un buscador y aparecerán decenas de reseñas, muchas de ellas escritas desde este blog.

           En cierto sentido, Roberto Rojo es el vicario que ha acompañado al Alminar en este su primer septenio. Por muchas razones y situaciones, hemos salido en su defensa o en el simple relato de sus hechos. Por ello, la actividad testimonial del blog se ha cruzado en muchas ocasiones con la suya. Existe otro nombre, el de monseñor Ramón Buxarrais, que también ha marcado parte de la actividad del Alminar, y aquí revelaremos un dato no conocido, una de las misiones encargadas por el obispo Catalá Ibáñez al Vicario arciprestal. En varias confesiones, porque obispos y sacerdotes también deben confesarse, Roberto Rojo me manifestó lo siguiente: «Yo solo saldré de aquí detrás de monseñor Buxarrais». Esto lo repitió en algunas ocasiones delante del obispo emérito de la Diócesis de Málaga: «Ya sabe, monseñor, que yo solo saldré de aquí detrás de usted».

           Es cierto y todo está manifestado, que la intención de Ramón Buxarrais era quedar en Melilla hasta su último día, y también que el obispo Catalá le tenía ofrecida la residencia para sacerdotes del Buen Samaritano. Al final, la voluntad de Dios se compuso de tal manera, que todos pudieran dar cumplimiento a lo que deseaban. El Vicario Roberto Rojo se marcha de Melilla, hacia la parroquia del Rosario de Fuengirola, detrás del obispo Buxarrais. Es un buen destino, y una justa recompensa a los largos y duros años que ha debido afrontar en la ciudad.

         El nuevo Vicario episcopal es Eduardo Resa Huerta, que llegará a la ciudad procedente de Velez-Málaga, población malacitana de similares características que Melilla, con casi 80.000 habitantes. Allí era párroco de la iglesia de San José, y capellán del hospital.

                                 La parábola del buen pastor

             <Os lo aseguro: quien no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón y un salteador. Pero quien entra por la puerta, es pastor de las ovejas. A este le abre el portero y las ovejas escuchan su voz; llama a las ovejas propias por su nombre y las saca fuera….El asalariado, el que no es pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo, deja las ovejas y huye – y el lobo las arrebata y las dispersa…..Tengo también otras ovejas que no son de este aprisco. A estas es preciso que yo también las guíe, y oirán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor>. Juan 10, 1-16

              Roberto Rojo ha sido un buen pastor, como otros antes que él, y como lo serán otros después que él. Se ha encontrado con muchos problemas, porque en un rebaño no solo hay ovejas, también carneros e incluso cabras, y cado una tira para su aprisco y tendencia. El buen pastor siempre debe ocuparse de todas/os, incluso de los que no son de su aprisco.  Lo más normal en estos tiempos, es que solo se cuide y atienda a los que son del propio aprisco o familia, y que casi nadie vele o intente velar por todos. No ha sido así en este caso, aunque cada cual tenga su propia opinión y juicio.

              Aquí y en este día, también termina la misión que monseñor Buxarrais encomendara al Alminar, y que ahora también revelamos: la de velar por el vicario, hasta el último día de su estancia en Melilla. Todos han cumplido aquello que deseaban.

        Nota:http://www.objetivopasion.com/gracias-eduardo-resa/

 

 

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Un comentario en “Relevo en la Iglesia de Melilla

  1. Don Roberto: !muchas gracias¡, gracias por su servicio a la Iglesia y por su fidelidad a su Magisterio. Donde quiera que esté, un fuerte abrazo.

Acostúmbrate a sufrir con paciencia las contrariedades, a escuchar en silencio lo que desagrada, a estar sosegado entre los turbulentos y a permanecer tranquilo entre el estrépito del mundo.

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