En el día de la Virgen de Lourdes
Desde este mismo momento se abre el tiempo de la especulación, porque La Iglesia nunca comunica motivos. Hay que hilar muy fino para interpretar sus movimientos, o sus intenciones. Destaca un hecho y es que el Papa Benedicto XVI no haya comunicado a nadie la intención de renunciar al Papado, a ninguno de los componentes del círculo íntimo papal, del propio gobierno pontificio. Lo ha hecho en público, en medio de una ceremonia religiosa de canonizaciones y beatificaciones y en el idioma oficial de La Iglesia, el latín. A preferido hacerlo frente al anonimato de los feligreses, que ante los propios componentes de La Curia romana. La bofetada personal y política es de un elevadísimo contenido y calado. Renunciar a aquello por los que muchos venderían, y no es un decir, su alma al diablo si fuera necesario.
Además renuncia en el año llamado, de modo sonoro, de La Fe. Renuncia sin que mediara la más leve sospecha de sus intenciones, sin que pueda ligarse a ningún acontecimiento concreto. En dos mil años de historia, solo tres Papas han renunciado a la llamada «silla de Pedro». El último, Gregorio XII, lo hizo en 1415 empujado por la espada de un emperador.
Ha escogido cuidadosamente el momento para el anuncio que ha sorprendido al mundo, pero no al Alminar. Ha sucedido en un 11 de febrero, día de la conmemoración de la Virgen de Lourdes, y también a dos días del inicio de la Cuaresma, tiempo de penitencia y oración entre la feligresía cristiana. La lectura canónica del día era la relacionada con las Bodas de Caná, primer milagro público de Cristo. El que la renuncia se haga efectiva el 28 de febrero, que también será el último día de su papado, no deja de ser un dato más para interpretar. Hoy también es el día de Santa Teodora, nombre que significa regalo de Dios, emperatriz de Bizancio. El estudio de
El futuro de La Iglesia
La Iglesia católica, existen otra iglesias cristianas agrupadas bajo el nombre de ortodoxas, se juega su futuro en el presente siglo XXI. El camino emprendido por el Papa Juan Pablo II, y ampliamente secundado por su sucesor, de ampararse en movimientos internos de carácter integrista, es solo una solución temporal, que llena ahora las plazas y algunas parroquias, pero que no tiene una proyección de futuro válida. El mundo actual es muy complejo, muy abierto, con dilemas morales y éticos de difícil solución y posicionamiento, a los que no se les puede ofrecer postulados y máximas teológicas del siglo XII. Seguir en ese camino es entrar en una vía muerta.
La gente de este siglo se enfrenta al desamparo de la caída de las ideologías políticas, del relativismo moral y de la ley del todo vale. No todo es bueno, no todo puede ser admitido. Hay que seguir manteniendo unos referentes morales, éticos y personales, ante los que el catecismo y la amenaza del infierno ya nada valen. Seguir en esa marcha atrás, es como encerrarse en un cuarto oscuro y tirar la llave por la ventana. No se trata de admitir todo, pero sí de enfrentarse a los problemas del mundo con coherencia, con credibilidad, y sobre todo con ejemplos. Esto es lo principal.
Nota: Video de la renuncia de Benedicto XVI, en la página web del Opus Dei: http://www.opusdei.es/art.php?p=52043





