El volcán social


Altercado en la Consejería de Servicios Sociales

Los volcanes antes de entrar en erupción suelen anunciarlo, mediante movimientos sísmicos o con largas y prolongadas fumarolas. Hoy ha sido un día extraño. El calor, que tantos deseaban, embota los sentidos y licua las mentes. Esta mañana un hombre hacía un desesperado intento de llamar la atención sobre su propia causa, llevando a cabo un in intento de quemarse a lo bonzo en el Palacio de la Asamblea de Melilla. Apenas unas horas después, un matrimonio o pareja, a quienes los Servicios Sociales habían retirado, ¿temporalmente?, la custodia de uno de sus hijos, protagonizaba un tremendo altercado en la puerta de la Consejería de Servicios Sociales. El padre, preso de la desesperación y la ansiedad, se propinó un brutal cabezazo contra las rejas de una de las ventanas de La Consejería. La gente se está quedando sin recursos, mientras los gestores políticos parecen seguir viviendo en otro mundo y en otra realidad. No es la primera vez que hablamos de la desesperación de la gente en aquí, y tampoco será la última.
Como decían en la Rusia de Stalin, unos se quedaron con la hoz de la siega, y al resto solo le tocó el martillo.
Nota: https://elalminardemelilla.com/2013/04/26/melilla-desesperacion-en-las-calles/

La antigua Estación Marítima de Melilla


Acción contra el derribo de la antigua Estación Marítima


La antigua Estación Marítima de Melilla ha sido santo y seña de la ciudad durante décadas. Ahora, desde hace un año, la quieren derribar porque sí. No hay otro objeto que el de apilar contenedores de mercancías. ¿Se puede permitir cualquier cosa en una ciudad, por personajes ajenos a la misma, incluso de ella, que no entienden la historia de la ciudad, y que la abandonarán, probablemente, en cuanto acaben aquí su vida laboral?. Se ha permitido el derribo de casi todo. La ciudad está despersonalizada y sin referentes. Todo es ladrillo nuevo y cemento. Este edificio siguen siendo útil, entre otras cosas porque la nueva, flamante y mil millonaria Estación Marítima de nuevo cuño, solo permite el atraque de una barco de mediano calado. Las dependencias de la estación marítima que se quiere derribar, sigue alojando servicios portuarios y podría tener un nuevo eso, o servir para otros menesteres. como zona de ocio, o comercial. Melilla no puede quedarse sin su emblemática torre del reloj, que ha visto tantos y tantos desembarcos, solo porque alguien quiera apilar allí contenedores.
Una de dos, o el pueblo de Melilla no tiene ya carácter, o se lo han ido arrancando poco a poco. No puedo entender tanta indolencia y desentendimiento acerca de lo que ocurre y están haciendo con esta ciudad.
En El Alminar tendremos la oriflama de la libertad levantada, hasta que acaben con ella. El asalto ya ha empezado.

La caída de los mercados en Melilla


La visita, recomendada por el Gobierno de Melilla, a los mercados de la ciudad produce una impresión desoladora. La ciudad oficial y la de la propaganda gozan de muy buena salud, la real se hunde poco a poco y sin remedio. La venta de pescados, frutas, verduras, e incluso pan, en las calles lleva años agujereando como una termita a la red de mercados de Melilla: Central, Real, Barrio de La Victoria, Cabrerizas y Buen Acuerdo, Todos tienen cada día más mármol libre y disponible. Solo resiste todavía parte de la venta de pescado, algunas fruterías y puestos de verduras y las carnicerías. En este último sector se está produciendo una gran inversión, pues cada vez proliferan más la carnicerías «halal», las de productos de carne tratada según el rito islámico, y resulta cada vez más difícil encontrar una carnicería en donde se pueda encontrar productos del cerdo, animal impuro para las otras religiones del Libro. Las carnicerías «cristianas» están ubicadas en los mercados o en los supermercados, salvo tres que están en el centro de la ciudad, por lo que a la mitad de la tarde, resulta una odisea encontrar un «hueso de jamón» para hacer un caldo.
Hay una ausencia de control sobre determinados sectores económicos, en donde se permite el florecimiento constantes de «fruterías», con bajísimos márgenes de beneficios, en detrimento de las tiendas o puestos de los mercados municipales, y de las tiendas de barrio. Hay también una ausencia de control sobre el comercio que es objeto de la licencia, que inicialmente es una cosa, y con el paso del tiempo acaba vendiendo absolutamente de todo, lo que supone una competencia desleal con respecto a la pequeña tienda o el puesto de mercado, que solo vende aquel producto para el que tiene la licencia en vigor.
La venta de alimentos en la calle resulta un mal imposible de erradicar, es más, incluso parece haberse tirado ya la toalla en este aspecto. La situación del Rastro y de sus calles es tercermundista, en lo que respecta a la venta y el corte de pescado en la vía pública. Nada de esto es propio del tipo de ciudad que se intenta ofrecer al mundo. Hay que recordar que la fuente del Bombillo y la Mezquita Central, son lugares de visita turística. Hay situaciones dantescas en los alrededores de estos dos emblemáticos lugares.
Yo soy un usuario y comprador en los mercados, de todos. Jamás he comprado un solo kilogramo de nada en las calles y he de reconocer que «las cañaillas» que se venden junto al mercado del Real, son una de las mayores tentaciones existentes. Sin la cañailla, el producto sin el cual no hubiese existido Rusadir, no hubiese venido nadie hasta aquí, y menos un pueblo tan comercial como los fenicios.
La cañailla debería ser uno de los emblemas de la ciudad y figurar en su escudo. El color púrpura debería ser también parte de la bandera de la ciudad. Es el auténtico sabor de Melilla, por encima del invento del «rape a la rusadir».

Las luces del Ramadán


El Ramadán es el mes sagrado de los musulmanes, tiempo de ayuno, sacrificio y reflexión. El calendario musulmán se rige por la luna, de modo que su ciclo dura 32 años ( cada ese tiempo, el Ramadán vuelve a coinncidir con el calendario occidental), y se adelanta unos 13 días cada año, con respecto al calendario solar, vigente en el mundo desde la época de los romanos, aunque antes que ellos los egipcios y los persas, también se regían por el calendario solar.
El sacrificio del ayuno (no se puede comer ni beber nada), se realiza desde la salida del Sol a las 06h 56´, hasta su puesta, marcada por el rezo de la tarde o al Magrib, a las 21h 47´, momento en el que se realiza la ruptura del ayuno. En éste mes, se debe reflexionar sobre la propia vida, y también sobre las de los más desfavorecidos. Especialmente en el mes del Ramadán, las mezquitas, sobre todo la Central, ofrecen cientos de platos de comida para los pobres, a partir de «la ruptura del ayuno». Empresarios panaderos ofrecen gratis el pan, y otras personas hacen donaciones monetarias, unas de las obligaciones de los musulmanes, junto con los rezos diarios y el viaje a La Meca.
Hace años, exactamente 32, los mismo que han pasado desde que llegué a Melilla, todo el ambiente del Ramadán se concentraba en El Rastro. Hace esos años, la población melillense no estaba tan mezclada y el desarrollo de los barrios no era el mismo. La vida nocturna del Ramadán se concentra hoy en el barrio del Real, en las mezquitas, abarrotadas en el rezo de la noche o al isha, y en la casas.
Es hora de pensar también en los pobres. No se trata de dar limosna solo en determinada época, o de hacerlo solo por que queda bien. La pobreza, hablar de ella, no es demagogia. Hay ricos muy ricos, que deberían ser generosos, pero no solamente un día, o dar de lo que sobra. Eso no es nada, es solo un acto, pero nada más. No se trata solo de cumplir la letra de la ley, sin ni siquiera llegar hasta el fondo.

La gran maniobra de la marina italiana


    La espectacular maniobra de la Grandi Navi Veloci

    Grandi Navi Veloci es el nombre de una naviera italiana, y GNV es también el acrónimo de Génova, ciudad conocida por sus grandes marinos y por su marina mercante. Italia y su marina es sinónimo de navegación comecial. La Gran Armada de Venecia, antes que una espectacular flota de guerra, cuya contribución fue decisiva en la batalla de Lepanto junto a España; era también una gran flota comercial. Todos los años, desde hace dos, al llegar el verano, arriba al puerto marroquí de Beni Enzar un gran barco italiano, en cuyos costados puede leerse la expresión Grandi Navi Veloci. Es un barco más grande que cualquiera de los de Acciona o Armas.La espectacularidad de la maniobra de 180º que realiza para atracar en uno de los muelles del puerto marroquí, resulta de un indudable atractivo. Hasta la fecha no tenía la capacidad de editar vídeos en El Alminar. El otro día coincidió que me encontraba en la playa y pude grabar la llegada del buque italiano, cuya maniobra espero que nos explique mi amigo, y oficial de marina mercante Carlos Esquembri. El buque parece llegar desde la zona de levante, y buscando en la red la procedencia de la naviera, pude ver que procede de la localidad francesa de Sète, aquella de la que nos prometieron una autopista marítima con Melilla, y de la que ya nadie se acuerda.

La efeméride de Hattin



 Saladino, vencedor de Hattin y conquistador de Jerusalén

             Desde hace tres años, intento, cada 4 de julio, escribir sobre la efeméride de Hattin, o la batalla de Los cuernos de Hattin del año 1187, cuando todo el ejército cristiano del Reino Latino de Jerusalén, con las órdenes del Temple y de los Hospitalarios de San Juan fue exterminado al pie de las lomas volcánicas de Hattin, también conocidas como «los cuernos de Hattin».

Todo el lugar es un secarral, una planicie rodeada de  pequeños montículos y barrancos, en donde por propia voluntad se metió el ejército cristiano. Era una trampa perfecta a la que  Salāh ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb (Saladino), había ido conduciendo al desquiciado rey de Jerusalén Guido de Lousignon, y al sanguinario Maestre del Temple Gerard de Ridefort. En una emboscada anterior a la batalla de Hattin, en Seforia, había perecido del Gran Maestre de los Hospitalarios Roger de Moulins. Todo estaba lleno de negros presagios a los que nadie hizo caso, pero también el destino estaba ya señalado para todos.

Apenas un siglo antes, también en el mes de julio, pero del año 1099, un ejército cristiano al mando del conde Bohemundo, había recuperado la ciudad santa  de Jerusalén (al Kadisiya) para los cristianos, desde la conquista por los árabes del califa Omar I Ibn al- Khattab en 638, y que previamente habían conquistado los persas de Cosroes II en 614. La posesión de la reliquia de la Vera Cruz estaba en medio de todas esas conquistas. El persa Cosroes se apoderó de ella en ese año, aunque  fue recuperada por el emperador de Bizancio Heraclio unos años después.

La reliquia desaparecería definitivamente en la batalla de Hattin en 1187, al menos ese gran pedazo, que encofrado en un relicario,  acompañaba a los ejércitos cristianos en sus batallas en Tierra Santa. Desde entonces, las leyendas sobre su paradero son diversas. Nunca tuvieron los sarracenos un líder tan grande como Saladino, un turco otomano, nunca después han tenido un líder que unificase en modo similar, todas sus distintas tendencia y discrepancias.  Salah al Din, Saladino, tiene un lugar imperecedero en la historia, por se quien recuperó Jerusalén para el Islam. Además está el aspecto personal, que lo sitúa como un hombre de elevada talla moral, intelectual y humana.

En todas las historias hay un monstruo o un personaje realmente reprobable.  En ésta, aparte del Maestre del Temple, Ridefort, destaca como ningún otro, el templario Reinaldo de Chatillón, al que las crónicas sarracenas califican como «shaitán», el diablo, y al que Saladino degolló personalmente, tras la rendición del ejército cristiano en Hattin. Las crónicas  árabes sobre las cruzadas son muy interesantes, y dan una versión diametralmente  opuesta a la imágen mítica que todavía siguen teniendo en Occidente. Las Cruzadas, como tales, fueron unos de los mayores errores históricios de la cristiandad

El tratado de Jerusalem

Heraclio de Auvernia, arzobispo de Cesárea y Patriarca de Jerusalem (al que las crónicas presentan como un clérigo corrompido y amante del lujo), negoció junto con Baliant de Ibelin la rendición de Jerusalén ante Saladino el 2 de octubre de 1187.  Los cristianos mataron a toda la población de Jerusalén en la conquista del año 1099, por lo que Saladino quiso distinguirse  haciendo justamente lo contrario, casi 100 años después. Permitió la salida de todos sus habitantes, previo pago del rescate, usual en aquellos tiempos.

A los únicos a los que no perdonó la vida en Hattin, fue a los fanatizados caballeros del Temple y del Hospital de San Juan, que habían sembrado de muerte y destrucción toda la zona, a lo largo de un siglo.

El caso es que el acuerdo de rendición, consistía en respetar todos los lugares de culto de cualquiera de las tres religiones monoteístas, y los musulmanes quedaban como administradores únicos de la ciudad y aceptaban permitir el libre acceso de los peregrino. La actual división de la ciudad mediante un muro, incumple  los  acuerdos del año 1187.

Nota: es muy difícil obtener fotografías libres de la zona de Hattin. Todo el mundo protege el material que publica en internet como si fuese tesoros objeto de expólios. Las fotos de la zona son del blog http://soldados-viejos.blogspot.com.es

Cambiar de acera en Melilla


                 Cambiar de acera era una antigua expresión equivalente a la actual de salir del armario. Como decía Wittgenstein: el significado es el uso en el lenguaje. Hoy por hoy, la primera de las expresiones ha acabado significando la literalidad de la expresión, sin dobles sentido. En Melilla, cambiarse de acera significa únicamente cambiarse de acera, y más vale hacerlo rápido y seguir la recomendación, salvo que se quiera que un edificio se nos venga encima de modo inmediato. La demolición y derribo de edificios está alcanzando proporciones épicas en nuestra ciudad. Nunca se vio venirse abajo tanto y en tan poco tiempo. El estado de cambio es tal y tan rápido, que resulta difícil seguir la secuencia de hechos, pese a contar con un blog como «La otra Melilla», cuya actividad es parecida a la de un satélite en órbita geoestacionaria sobre Melilla. Si alguna foto no se encuentra allí, es que no existe. Hemos asistido a demoliciones en todos los lugares de la ciudad. La última es esta, de la calle García Margallo, con fachada a la calle Gran Capitán. En este caso, el espeluznante estado del inmueble desde hace más de 10 años, hacía aconsejable su derribo. No pueden existir edificios en ese estado, en el mismo centro de Melilla, en lo que se supone que es el «triángulo modernista», el escaparate a visitar por una cifra cada vez más numerosa de turistas, que siguen arribando a Melilla en domingo, siendo esta la ciudad con menos cosas que hacer y con más lugares y comercios cerrados, sumando Europa (continente en el que no estamos)  y África (continente al que no se reconoce pertenecer).

       Cuando vea este aviso frente a vd., no lo dude y cambie de acera.