Estamos en el primer día del invierno, en el hemisferio norte. El Sol ha entrado en Capricornio a las 5h y 48´de la mañana. La luz solar ha detenido su periodo de reducción, y a partir de ahora, minuto a minuto, los días se irán ampliando. Hay luz, pero es un sol frío. Queda claro que solo es nuestra posición frente al acontecimiento la que marca que las cosas sean distintas para unos que para otros. El mismo Sol, achicharra la zona ecuatorial de modo constante a lo largo de todo el año, mientras que en el Sur da comienzo el verano austral. Todos/as estamos bajo el mismo sol, pero no en las mismas circunstancias. Nos espero mucho por ver, y quizá tengamos ocasión de escribirlo.
Los cultos solares tuvieron gran arraigo en las culturas antiguas, aunque su cenit se alcanzó en Egipto con el Akhenatón, el faraón maldito, que impuso el monoteísmo en Egipto en 1300 aC. El culto solar volvería a entrar con fuerza procedente de Persia, bajo el nombre de Mitra, y se extendió por todo el imperio romano, convirtiéndose en la religión casi oficial de las legiones imperiales.
El incipiente cristianismo, tardó más de un siglo en adquirir cierta notoriedad pública. Durante al menos otros dos siglos, hasta el edicto de Cosntantino, convivió con el culto a Mitra, muy extendido y popular. La festividad del Sol invicto se celebra el 25 de diciembre, día en el cual ya predominaba de modo claro la extensión del la luz diurna. Es imposible afirmar que Jesucristo naciera ese día. Los conocidos como Padres de La Iglesia no lo afirma ninguno, ni en ningún modo, apenas, los más arriesgados, se atreven a establecer un pequeño lapso de tiempo. Es de suponer que se aceptó esa fecha como una asimilación de los cultos que sirvieron de cimentación a la religión cristiana. Lo novedoso del cristianismo es la idea de la resurreción, conmemorada cada semana santa, algo enteramente original, que la diferencia de todo lo demás. Como muy bien apreciara el apóstol Pablo: «sin la resurrección, nuestra fe no tendría valor». Cualquier religión, se asienta sobre lo anterior. Ninguna surge de la nada.
Todo son paradojas. Cuando se inicia el invierno, empieza a predominar la luz. El sol alumbra pero apenas calienta. Los días empiezan a ser más largos, pero fríos y helados. Puede parecer otra cosa, pero el invierno acaba estacional acaba de empezar.
Comienza el ciclo anual de la renovación, del nacimiento y de la muerte. Todo es cíclico. Volveremos a pasar más veces por esto, hasta el instante final, mas allá del cual nada se sabe. El Sol sale cada día, pero también se pone, e incluso muchas veces, como hoy, también le cuesta abrirse paso.
Este año permaneceremos hasta el último día. No habrá descanso desde El Alminar.
Os deseo una buena festividad «Dies Natalis Solis Invicti»
Fuese en invierno o en verano, lo cierto es que Jesús nació. Es una figura histórica, no un mito. Desde ese momento dejó muy claro en qué parte estaba, con los pobres y desfavorecidos. Después de tantos siglos continúa siendo su esperanza, no solo para morir sino para vivir.
«Elogio de la Navidad»
http://elpais.com/elpais/2015/12/18/opinion/1450457921_100867.html
El Dios Sol es Invencible
El Dios Sol se apagará y morirá.
Sin nada más, tan solo por el amor al prójimo que predica, la Navidad merece el elogio también de los ateos.