Este es el aparcamiento frente al Hotel Tryp Melilla Puerto, que funciona correctamente gracias a los aparcacoches, que todas las mañanas acuden puntualmente a su cita y no sólo regulan el aparcamiento, sino que también, gracias a su habilidad, consiguen que aparquen allí más coches de los pensados. Las supuestas plazas diseñadas son enormes y además se marcaron con unas losas de pavimento, que ya no son visibles. Si simplemente se hubiesen pintado con tañamos normales y señalados los carriles de acceso, cabrían allí un volumen algo más grande de vehículos y no se producirían situaciones como esta. Es una cosa muy simple que se llama «optimización del espacio». La realidad es esta. Día a día esto es lo que ve y sufre el ciudadano. Una situación estresante que solo alivian los aparcacoches.
Aparte, si la se hubiese respetado la historia de la zona, la plaza se debería haber llamado del Cargadero de Mineral y no del Consejo de Europa, pero eso son ya otras cuestiones.