La vida cotidiana en Melilla


         Un contenedor de papel arde en plena calle en Melilla. La mayor de las veces son  actos intencionados, otras veces son combustiones espontáneas debido a las altas temperaturas o por que se arrojan materiales  no apropiados al contenedor. La reposición de mobiliario urbano en Melilla es un gasto fijo, como el de todas las ciudades españolas. Pese a que las cosas sufren un deterioro constante en nuestra ciudad, no parece que sea una de las que más destrozo o gasto tiene en este concepto. Ocurre que a veces se instala mobiliario urbano no apropiado para una ciudad marítima. Las papeleras y todos los elementos de «forjas Benito» ( http://www.benito.com/), con la que se han llenado parques en todas las ciudades de España, sufren una rápida corrosión en Melilla.

     Las viejas y pequeñas casas de las calles Infanta Elena y Cristina acusan ya el paso de los años. Algunos balcones se caen y precisan la intervención de Los Bomberos. La ciudad está llena de pequeños sucesos que rara vez ven la luz o llegan a conocerse. Hay otro mundo, inmenso, lejos de la actividad política, que aparece  como omnipresente. Hay pequeños sucesos que deterioran el entorno urbano y con los que la gente convive durante años, sin mostrar la más mínima queja.

        Esta invisibilidad hace que los gobiernos crean que no existen, hace que se olviden de determinadas áreas urbanas, que sin embargo están ahí. En esta calle, la de Las Infantas, sorprende el ridículo tamaño de la acera inmediata a los edificios, que más parece un bordillo ancho.  Ya me dedicaré otro día a las aceras insólitas.

2 comentarios en “La vida cotidiana en Melilla

  1. ¿Y qué decir de los contenedores de basura? No sólo no se puede pasar cerca de ellos por el olor que desprenden (incluso a primera hora de la mañana, ¿con cuánta frecuencia los limpian?) si no que la mitad de los soterrados están inutilizados porque la mayoría de la gente no tenemos fuerza suficiente para abrirlos (por ejemplo, en Cabo Cañón, casi en la esquina con el paseo marítimo).

Acostúmbrate a sufrir con paciencia las contrariedades, a escuchar en silencio lo que desagrada, a estar sosegado entre los turbulentos y a permanecer tranquilo entre el estrépito del mundo.

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