El peor monumento de todos
De todos los monumentos franquistas existentes en Melilla, éste es con mucho el peor de todos, el más infame, el más ofensivo. Lo es porque se hizo o se erigió precisamente con esa intención, la de ofender. Ofender la memoria de los 3oo asesinados por la represión franquista en Melilla, ofender la memoria de todos los trabajadores y gentes de izquierdas o simplemente con inquietudes sociales, que a diario acudían al Café La Peña, que estaba situado justo ahí. El Café La Peña estaba regentado por un concejal de Melilla, Julio Caro, que fue arrestado en el mismo quiosco en la tarde del 17 de Julio, llevado a prisión y asesinado en una saca el día 4 de agosto de 1936.
Acabada la guerra intentaron reabrir el quiosco con otro nombre, pero la iniciativa fracasó, simplemente porque la que constituía su clientela, o había sido asesinado o estaba en prisión, en el campo de concentración de Zeluán, en donde llegó a haber más de 3ooo melillenses prisioneros.
Cuando fracasó la iniciativa de reabrir el quiosco, los franquistas ordenaron demolerlo, quizá porque su sola silueta, constituía para ellos una silenciosa acusación que no estaban dispuestos a soportar. Quizá les removía su mala conciencia por lo que hicieron con el propietario del Café La Peña y su familia, que fue desposeída del arrendamiento municipal que regentaban y vivió prácticamente en la indigencia hasta bien consolidada La Democracia. A finales de la década de 1990, la familia Caro, que vivía en la calle O`Donnell, abandonó Melilla sin haber visto jamás el más mínimo reconocimiento o recompensa moral. Sé que muchos se preocupan por los nombres de los falangistas que estaban escritos en la parte trasera del águila, y aunque entiendo que eran también familias de Melilla, no puedo comprender que a nadie le importe los nombres de los 300 asesinados o los 3000 prisioneros de Zeluán.
Al fin y al cabo, los falangistas que cayeron en los frentes de guerra, fueron todos voluntarios, sin embargo, a los 300 asesinados y ejecutados de la represión en Melilla, no se les dio nunca la más mínima posibilidad de conservar la vida. Esa es la gran diferencia entre unos y otros caídos. El que va a un frente, va a matar y a evitar que le maten. A muchos, como el concejal Julio Caro, los asesinaron por la espalda, en cualquier tapia o calle de Melilla, sin la más mínima posibilidad de defensa.
De este monumento sólo podemos desear «la demolición completa», porque es un monumento concebido como ofensa y que realmente ofende.
PD: las fotos son del Concejal y arrendatario del Café La Peña Julio Caro, y la del socialista Diego Jaén, conocido como «el Padre Jaén», que fue martirizado, exhibido en una jaula en el Parque Hernández y finalmente ejecutado en Rostrogordo.