La cala de Trápana


             

                El baño en la cala de Trápana

   Nadie sabe porqué no hay un acceso público a la cala de Trápana, situada debajo de las murallas de Melilla. El único acceso posible es por las Cuevas del Conventico, pero los vigilantes y guías advierten que no está permitido bajar sólo para bañarse, es más, informan de que no está permitido el baño.

     Sólo hay otra manera de bajar a ella a pie y es por la Peña Flamenca o por un acceso desde la propia Iglesia de La Concepción. Hay un modo más de llegar hasta allí y es en alguna embarcación, lo que no parece el caso pues no había ninguna en las inmediaciones.

           Con poniente esa cala es paradisiaca. Hace años, cuando los accesos en Melilla La Vieja eran públicos y no como ahora, se bañaba infinidad de gente allí. Ahora parece una cala semi privada, destinada sólo a elegidos, a gentes que tengan algun tipo de llave maestra. Cuando hice las fotos no esperaba ver allí a nadie, pues el lugar no es accesible y las Cuevas estaban cerradas. ¿Cómo llegaron allí estas muchachas?, ¿Porqué no se habilita esa zona como zona de baños, aunque sólo sea en el mismo horario que las visitas a las Cuevas del Conventico?.

       PD: Hay un sendero por el peñón de roca que parte desde la ensenada de Los Galápagos y lo rodea por debajo del baluarte de La Concepción.

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Málaga recuerda al padre Tiburcio Arnáiz


               Tiburcio Arnáiz, un culto extendido en Málaga

                 En la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Málaga, en la calle Compañía,  se celebra la Santa Misa presidida por su Rvdo. Obispo de Málaga Monseñor Jesús Catalá Ibañez. Será hoy  lunes 18 a las 19.30 h con motivo del 85 aniversario del fallecimiento del jesuita en proceso de beatificación.

                   Desde su llegada, en 1912, se caracterizó por ser buen predicador y confesor, y por su honda sensibilidad social. El obispo Don Manuel González le encomendó los ejercicios espirituales de sacerdotes y maestros, así como el preparar las visitas pastorales a la provincia con misiones populares, en las que le acompañaban algunas catequistas. Su figura fue pronto elogiada, y merece especial mención su papel en la asamblea diocesana, encargada de la aplicación de la doctrina social de León XIII.

                Dedicó grandes esfuerzos a atender la casa del Niño Jesús, a impulsar la educación en los corralones de la periferia de Málaga y, a partir de 1922, en los pueblos y pedanías más distantes de la capital, obra que fue conocida como las doctrinas rurales. También intervino en la creación de la librería católica de la plaza del Siglo, de una Casa de Piedad para mujeres, de colegios-capilla en El Chorro y Las Mellizas, y en la instauración del Carmelo de Ronda. Su causa fue presentada en la Congregación de la Causa de los Santos en Roma, el 27 de abril de 2010.

                www.diocesismalaga.com

Los patos del parque Lobera


                 Los patos del Parque Lobera

      No todos los días se encuentra una imagen ideal, que refresque, que nos transporte lejos de la realidad cotidiana, aunque sea solo por un instante. Hace no muchos meses alguien amenazó con hacer una reforma del Parque Lobera en la que ya no habría patos ni aves, precisamente lo característico de este parque. Los patos están mal cuidados, con poca limpieza y por si fuera poco, han estado varios meses sin agua en su estanque. Para que no lleguen las cosas a estados lamentables, simplemente hay que cuidarlas y mantenerlas, cosa que desgraciadamente no se hace con casi nada en Melilla. Los viceconsejeros de cada área, deben pasarse por los lugares que gestionan, al menos una vez al mes. No se les pide mas, pero que al menos conserven lo mismo que recibieron al iniciar su gestión.

El monumento del 17 de Julio en Melilla


                                         El peor monumento de todos

        De todos los monumentos franquistas existentes en Melilla, éste es con mucho el peor de todos, el más infame, el más ofensivo. Lo es porque se hizo o se erigió precisamente con esa intención, la de ofender. Ofender la memoria de los 3oo asesinados por la represión franquista en Melilla, ofender la memoria de todos los trabajadores y gentes de izquierdas o simplemente con inquietudes sociales, que a diario acudían al Café La Peña, que estaba situado justo ahí. El Café La Peña estaba regentado por un concejal de Melilla, Julio Caro, que fue arrestado en el mismo quiosco en la tarde del 17 de Julio, llevado a prisión  y asesinado en una saca el día 4 de agosto de 1936.

       Acabada la guerra intentaron reabrir el quiosco con otro nombre, pero la iniciativa fracasó, simplemente porque la que constituía su clientela, o había sido asesinado o estaba en prisión, en el campo de concentración de Zeluán, en donde llegó  a haber más de 3ooo melillenses prisioneros.

    Cuando fracasó la iniciativa de reabrir el quiosco, los franquistas ordenaron demolerlo, quizá porque su sola silueta, constituía para ellos una silenciosa acusación que no estaban dispuestos a soportar. Quizá les removía su mala conciencia por lo que hicieron con el propietario del  Café La Peña y su familia, que fue desposeída del arrendamiento municipal que regentaban y vivió prácticamente en la indigencia hasta bien consolidada La Democracia. A finales de la década de 1990, la familia Caro, que vivía en la calle O`Donnell, abandonó Melilla sin haber visto jamás el  más mínimo reconocimiento o recompensa moral. Sé que muchos se preocupan por los nombres de los falangistas que estaban escritos en la parte trasera del águila, y aunque entiendo que eran también familias de Melilla, no puedo comprender que a nadie le importe los nombres de los 300 asesinados o los 3000 prisioneros de Zeluán.

           Al fin y al cabo, los falangistas que cayeron en los frentes de guerra, fueron todos voluntarios, sin embargo, a los 300 asesinados y ejecutados de la represión en Melilla, no se les dio nunca la más mínima posibilidad de conservar la vida. Esa es la gran diferencia entre unos y otros caídos. El que va a un frente, va a matar y a evitar que le maten. A muchos, como el concejal Julio Caro, los asesinaron por la espalda, en cualquier tapia o calle de Melilla, sin la más mínima posibilidad de defensa.

            De este monumento sólo podemos desear «la demolición completa», porque es un monumento concebido como ofensa y que realmente ofende.

        PD: las fotos son del Concejal y arrendatario del Café La Peña Julio Caro, y la del socialista Diego Jaén, conocido como «el Padre Jaén», que fue martirizado, exhibido en una jaula en el Parque Hernández y finalmente ejecutado en Rostrogordo.