La futura Consejería de Hacienda
La Consejería de Economía y Hacienda iniciará el traslado a sus nuevas instalaciones en algun momento, del que todavía no se sabe la fecha. El tamaño del Gobierno de Melilla ha crecido tanto que el Palacio Municipal apenas lo contiene ya. El alto número de Consejerías y ViceConsejerías, así como del personal de alto nivel asociadas a ellas y del personal eventual adscrito a esas nuevas áreass tiene tal volumen, que ha supuesto un Big-Bang gubernativo, que no da el más leve sígno de contracción, sino todo lo contrario.
En los próximos meses dos nuevas áreas estrenarán edificios y nuevas instalaciones. Por un lado están las del antiguo hospital de La Cruz Roja (con anterioridad fueron grupos escolares), que acogerán a la Consejería de Economía, y por otro las de la Consejería de Deportes, que se instalará en el a punto de terminarse, 3er pabellón polideportivo de Melilla. Todo esto conllevará traslados de personal, equipamiento y mobilario nuevo para las recien estrenadas oficinas, o lo que es lo mismo, más y más gasto, en una linea de incremento constante a la que no parece ponerse freno en Melilla.
El capítulo de gastos corrientes de la Ciudad Autónoma de Melilla es tan espectacular, que produce vértigo mirar a cualquiera de sus conceptos y si como muestra basta un botón, mencionaré sólo dos: El de electricidad de los edificios de La Corporación cuyo importe asciende a 1.173.908€, y el de mantenimiento de esos mismos edificios cuyo importe alcanza los 662.690€. Casi dos millones de euros sólo para que los edificios tengan luz eléctrica y mantengan un aspecto correcto. Cualquier otro de los apartados de gastos es mucho mayor, y el más caro de todos es el de mobiliario.
Este edificio de Cruz Roja estaba en ruinas y ha sido objeto de una rehabilitación espléndida, pero muy cara, con un incremento de coste sobre el proyecto inicial. No pongo en cuestión que fuese necesario rehabilitarlo, pero ahora llega lo mas oneroso, que es habitarlo, equiparlo, mantenerlo y en este apartado, ya sí tengo dudas de que Melilla esté en óptimas condiciones para seguir en esta senda del dispendio interminable.