El hueso desaparecido de la ballena


 

         Enigmas del nuevo Museo de Melilla

                En el antiguo Museo de Melilla, el que estaba en el baluarte de La Concepción, había un enorme hueso de ballena, que no se sabe como había sido colocado allí. Unos dicen que fue Mir Berlanga, otros ni siquiera lo saben. El caso es que «el hueso de la ballena» era algo curioso y emblemático, o quizá mas lo primero que lo segundo. Cuando el Museo fue trasladado a las nuevas dependencia de La Casa del Reloj, el hueso de la ballena siguió allí entero, durante otros cuantos años.

     Sin embargo, ocurrió que los nuevos responsables del Área de Cultura decidieron que teníamos que tener un nuevo Museo, diseñado con un nuevo concepto y crearon el nuevo de «Las Peñuelas», en dónde dieron más importancia a las cosas que ellos querían, en detrimento de otras que queríamos todos, pero nuestra opinión no importa.  Es una constante histórica el reescribir la historia al gusto del momento. El caso es que el hueso de la ballena  ya no era importante en ese nuevo Museo y por ello se puso muy poco cuidado en el traslado y pusieron tan poco cuidado, que partieron en dos el hueso de la ballena, el mismo que había aguantado impasible durante seis o siete décadas, sucumbió  a un solo traslado, en un solo día.

               En un principio se exhibió roto, como si siempre hubiese estado así, pero algunos los recordamos entero y lo habíamos fotografiado así, en el antiguo Museo, en la Batería Real. Luego ante la vergüenza de verse sorprendidos, lo escondieron o lo hicieron desaparecer, pero eso ya no nos corresponde a nosotros explicarlo.      «Somos lo que somos, pero alguien tiene que serlo»

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El nuevo tiempo político


            La clave está en el ROA

     A tenor de las últimas declaraciones escuchadas, parece firme el propósito de establecer un nuevo tiempo político que destierre los malos hábitos y modos cultivados hasta el paroxismo en la pasada Legislatura. El presidente de Melilla, Juan José Imbroda ha confiado la cimentación del nuevo clima político a la elaboración de un nuevo Reglamento Orgánico de la Asamblea de Melilla (ROA) y ha expuesto que los dos pilares sobre los que se asentará ese nuevo reglamento serán, son sus palabras: «La democracia y la transparencia». Nada que objetar a una afirmación así. No se puede dudar de los deseos o de las intenciones de nadie. Eso sí, la verdadera prueba estará en los hechos y con arreglo a ellos se emitirán los pertinentes juicios.

     La función de gobierno tiene una legitimidad y una representatividad y la de control de ese gobierno, la de oposición política también. Yo espero que se de marcha atrás en la «supresión» de los auxiliares de los grupos parlamentarios y también en la supresión del sueldo asignado en las partidas presupuestarias para la Vicepresidencia 2ª de la Asamblea, porque la dignidad de esa labor, incluye también el poder dedicarse a ella por completo y no por horas o a tiempo parcial. Hay un centenar de partidas presupuestarias y de gastos superfluos de  los que ahorrar dinero.

     Espero también que ese nuevo ROA no cercene el minutaje de la Oposición para las preguntas y respuestas y que sea algo más flexible que la última modificación, llevada cabo también por este mismo gobierno. Espero también que incluya un tiempo máximo para responder a las preguntas escritas de la Oposición al Gobierno y un número máximo de preguntas que el Gobierno pueda dejar para responder en los Plenos de Control, evitando que estos se conviertan en un tedioso trance sin sentido. Espero que ese nuevo ROA no elimine la capacidad de control de la Oposición en las Comisiones y que se les permita tener copias escritas o en formato digital de los expedientes, y no como hasta ahora, que  solamente se permite el realizar anotaciones a mano.

           Espero también que del inmenso espacio de La Asamblea de Melilla, dado el inminente traslado de dos Consejerías a sus nuevas instalaciones, se dote a los tres grupos de la oposición política de unos locales y recursos más dignos que los que hasta ahora sufren, que no disfrutan. Son muchas esperanzas y expectativas que espero  no se vean defraudadas demasiado pronto. Melilla no puede aguantar otros cuatro años de desentendimiento como los que se han vivido y espero también, que este lema de campaña electoral, no se quede solo en eso.