Playas en deplorable aspecto medio ambiental
La presentación de la playas de Melilla ante la apertura de la temporada de baños de 2011 no ha podido ser más deficiente, porque tanto el estado de la arena, como el de los servicios (duchas, lavapies, vesturarios, aseos), no es ni con mucho el deseable. La realidad es que no tienen un sólo euro y por eso este año no ha habido ni limpieza de playas, ni de arena, ni renovación de los servicios al bañista. Las playas de Melilla son casi la única posibilidad de ocio de los melillenses y por ello, la inauguración de la temporada de baños debería ser un acontecimiento brillante, cosa que no lo es por dos razones. La primera ya se ha mencionado, no tienen dinero para nada y este año no hay «vigilantes de playa», lo que lleva como consecuencia que se instalen tenderetes playeros o jaimas y se lleven a cabo barbacoas diárias, o que personas saquen a sus animales de compañia a orinar y defecar en las arenas de la playa, sin el menor riesgo de ser sancionados. No hay dinero, pero tampoco gestión.
El asunto del agua es caso aparte, pese a los reiterados análisis que ofrece la Consejería de Medio Ambiente, que mediran los niveles legales y recomendados, pero que la realidad y el contacto con el agua no ratifica. Siempre se ha dicho que cuando en una playa hay residuos sólidos, burbujas, manchas de fuel, bolsas, jabón, objetos extraños, etc, etc, esa playa está contaminada y toda esa lista mencionada, se ve en las playas de Melilla todos los días.
Las 6 fotos corresponden a todo el área de la playa de La Hípica y han sido obtenidas con una semana de diferencia ( 28 de junio y 2 de julio). Las fotos marcan tanto el agua llena de restos sólidos, como en otras áreas en donde el agua aparentemente estaba más limpias. Sin embargo, en las zonas con mayor plataforma arenosa, la turbieza del agua es claramente apreciable, lo que indica que está llena de partículas en suspensión. Un biólogo amigo me contó que a un metro de profundidad, los pies de una persona deben ser claramente visibles. Si eso no sucede, es que ese agua no ofrece garantías saludables. En las playas de Melilla, a poco más de 1/2 m de profundidad, los pies ya ni siquiera se aprecian.
Nos acecha de todo: Afecciones dermatológicas, otitis, afecciones gastro intestinales, enfermedades urinarias, dermatitis. Estremece pensar que esta gestión vaya a ser recompensada con la renovación de cargos que actualmente ostentan sus responsables. Tiempo hay para cambiar las cosas, lo que no sé es si hay voluntad y capacidad para hacerlo.