El cubrimiento del Río de Oro
Los dioses habían protegido al Rey Augías concediéndole a su ganado la facultad de no enfermar nunca, por lo que llegó a tener el rebaño más grande de toda la Hélade. Sin embargo sus establos no eran conocidos por su magnitud, sino por no haber sido limpiados nunca. El héroe griego Heracles recibió el encargo de limpiar esos establos, pero en un solo día, con el fin de que fracesase en semejante tarea. Viendo la imposible magnitud del trabajo, incluso para un héroe, Heracles recurrió al ingenio para poder sortear la enormidad de la tarea encomendada y así procedió a modificar el curso de dos ríos para hacerlos pasar por en medio de los establos. La enorme corirente de agua consiguió limpiar los inmensos establos en un solo día.
¿Tiene sentido cubrir el Río de Oro en su tramo final?
Este faraónico proyecto tiene su origen en la época final de Ignacio Velázquez al frente de la Autonomía de Melilla, y en el empecinamiento personal del ingeniero Luis Fernández Muñoz (ex presidente del PP en Melilla, ex concejal y ex diputado, ex consejero de Obras Públicas). El primer avance de ese proyecto ya fue presentado en 1996, en época de bonanza económica y aun así fue desdeñado. Ya entonces resultaba demasiado oneroso y poco útil socialmente. En días pasado y al hilo de otro debate, la colaboradora Dolores sacaba este nombre del olvido. Luis Fernández Muñoz estaba al frente de la Consejería de Obras Públicas cuando reventó el depósito de Cabrerizas. Poco después y desde la caída de Velázquez, pasó a cubrir su plaza de ingeniero en la Confederación Hidrográfica del Sur, desde donde sigue siendo el cerebro gris y el impulsor de este controvertido proyecto.
El proyecto tiene más detractores que partidarios, pero es un tema recurrente en las obras públicas de Melilla desde hace ya casi 15 años. El Río de Oro ha sido una fuente de historia para la ciudad y también una constante causa de epidemias, desgracias y enfermedades. Su curso natural fue desviado entre diciembre de 1871 y marzo de 1872, fecha desde la que desemboca en el punto en que lo hace actualmente.
¿Puede una ciudad con las carencias que tiene Melilla, en cualquier aspecto en que se mire (sanidad, educación, viviendas, trabajo, transporte, comercio), permitirse el lujo de derrochar una cantidad fastuosa de millones en un proyecto así?. Todo esto sin entrar a valorar los aspectos técnicos, que también tienen mucha controversia.