La magia del Brujo en Melilla


                   ¿Qués es la magia?. Crear una ilusión. ¿Qué es un clásico?. Una obra que pese a estar escrita hace siglos, no pierde actualidad y puede ser representada en cualquier momento, incluso 500 años después. ¿Quién es el brujo?. Rafael Álvarez. ¿Qué es el Lazarillo de Tormes?, una obra inmortal escrita por Diego Hurtado de Mendoza. ¿Se puede hacer una obra de teatro con una sola persona,  una silla y una bota de vino por todo atrezo?. Sí, y esa es la magia del Brujo.

                    Rafael Álvarez, el brujo, sobre el escenario del Kursal, vacío de todo y con él llenado el  escenario.  Sin embargo allí vimos al ciego desconfiado, al clérigo avariento, al escudero sin dinero y a todo lo que » el brujo», quiso que viésemos y lo que cada uno quiso ver. Había estado en Melilla dos décadas atrás, sobre el escenario del Teatro Perelló. El tiempo a veces vuelve a unirse y crea un sólo instante. Nada parecía haber cambiado, y a la vez todo era distinto.

Anuncio publicitario

La última alberca


                      El último paraíso verde  

     Son tiempos de sequía en Melilla, en todos los sentidos. Nada escapa al rigor del cemento y a su grisura homogénea. Hay que buscar mucho para encontrarse con una estampa natural, como la de esta alberca de Sidi Ouariach. El agua ha desaparecido del Río de Oro, ya no hay remansos de agua limpia en donde puedan verse aves o cualquier otro tipo de flora y fauna natural. Estas garcillas necesitan de pequeños humedales. Hace apenas dos años, las aguas de la desembocadura del río melillense eran claras y se veían también peces, por lo que las aves acudían también allí a alimentarse.

          No quieren agua en el río, ni vegetación. Hace tiempo que exterminaron a las ranas y a los sapos. Hay sumideros por donde se esconde el escaso caudal del río y estaciones de bombeo que captan su escasa agua y la llevan directamente a la depuradora, para así poder demostrar la ausencia de agua corriente,  y poder justificar el cubrimiento del río y que el imperio del cemento no tenga fin.

            Esta es la última alberca en la árida y desolada zona exterior de Melilla, antaño poblada de numerosas huertas y arroyuelos. Hoy todo está seco, salvo el campo de golf, mantenido artificialmente y con elevado coste. Aquí solo reinan los escorpiones, los arácnidos y las espinas de las chumberas. No conozco otro lugar igual en toda la ciudad. Hasta aquí han emigrado las garcillas y han tomado el lugar como refugio. Es el último oasis existen en el campo exterior de la ciudad. Todos los cauces están secos. Como casi todo en la ciudad. Es un mundo que agoniza, como dijera Miguel Delibes.

Nota: https://elalminardemelilla.com/2012/01/22/el-agua-vuelve-al-rio-de-oro/