» La propaganda es como el arte, no tiene necesidad de respetar la verdad«. Ha sido así en todas las épocas y lo sigue siendo en la actual. En Melilla no hay gestión, el dinero se está malgastando en cosas improductivas, pero no en el mantenimiento de la ciudad. Melilla ofrece como su principal escaparate turístico el «producto modernista», pero la verdad es que el Modernismo en Melilla podría definirse como: «Moder-ruinismo». El aspecto es muy lamentable. Todos estos edificios llevan en estado de abandono desde hace al menos 10 años, el periodo que abarca el presente gobierno autonómico. El edificio de la palza Comnte Benítez está ya listo para el derribo, el 1º de la calle López Moreno ha acabado provocando el cierre del negocio que tenía debajo y el otro inmueble está ya cerrado por ruina. Melilla está perdiendo todo su patrimonio. No hay vigilancia ni seguimiento desde la Consejería de Fomento. Las cosas no pueden llegar al «estado de ruina técnica», porque en ese momento ya nada puede hacerse y sólo espera el derribo. Otro edificio emblemático, el de La Casa de Los Cristales ya sólo espera caerse.
La lista, el recuento de deficiencias es interminable y no porque quieran buscarse defectos, es que cuando se ha dispuesto de ese volumen de dinero (2.500 millones de euros en diez años), se deben exigir responsabilidades y resultados. La realidad es que no hay liquidez en el Ayuntamiento de Melilla, que todo se paga con créditos, con ampliaciones de créditos, con onerosas operaciones financieras (leasing) y con mil y una fórmulas. Pero la ciudad se cae, literalmente, a pedazos.
Tras el 23 de mayo todo debe cambiar profundamente, tanto si este gobierno repite como si no. No se puede permitir tan mal uso del dinero de todos, diga lo que diga la propanganda. Las evidencias son estas y esto es el centro de Melilla. Nuestro escaparate.