Frente a los rayos del Poder no hay protección posible, y más si se trata de individuos aislados, por muy eficaces que sean en la divulgación de sus ideas, o incluso hábiles en la creación de amistades y redes personales. Sin una estructura de protección que ampare toda esa actividad, no se es nada frente a «la ira del poder» y más, cuando en Melilla se ha hecho dejación absoluta de la más mínima crítica, ante comportamientos y modos inadmisibles en una Democracia. Todas esas cosas que estoy aquí volcando y publicando son sólo una mínima parte de la realidad que vive y sufre el ciudadano de Melilla. Hay un blog vecino y amigo: «La otra Melilla», que también intenta poner coto a la autocomplacencia de un Poder que no ha recibido la más mínima crítica en los últimos 5 años, por establecer un límite desde el que trabajar.
Ese desierto crítico, ese sometimiento, se ha producido por diversas y complejas causas que serían demasiado amplias de analizar. Está muy bien y es lícito que un medio de comunicación, sea del tipo que sea, tome una línea editorial de apoyo a una determinada opción política, es legítimo. Lo que no resulta admisible es que se silencie o se reciban órdenes de silenciar cualquier comportamiento de abuso de poder, de nepotismo y otras prácticas absolutistas, que no se corresponde con un «servicio a los ciudadanos», tanto al crítico como al acólito. Se pierden hasta las formas personales y basta una leve crítica o dura hacia una gestión, para que te dejen de saludar «líneas completas» de personas, con las cuales uno jamás ha tenido el más leve roce.
Esto sucede porque el desierto crítico ha sido tal, que el más leve comentario o el señalar una deficiencia, retruene como «un petardo» lanzado en el atrio de un convento de clausura. Es tal la ausencia de contraste con la realidad, que «la elefántica maquinaria del PP de Melilla» se siente molesta y «casi agobiada» porque dos o tres ratones circulen libremente entre sus patas y sorteen todas las trabas, creando sus «propios medios de expresión», para mostrar simplemente, que hay otro modo de ver las cosas, o que uno ve, solamente aquello que quiere ver.
¿ Creen que es fácil exponerse de modo voluntario a las tormentas eléctricas y a los rayos del Poder ?. Les aseguro que no, pero alguien al menos tiene que decirles, aquello que nadie se atreve o que tienen que oír obligatoriamente. En el sustancioso sueldo que cobran, también está este apartado. Ser Consejero o Viceconsejero es una obligación de servicio al ciudadano y no una recompensa o una canonjía.
Nota: Esta entrada la publiqué el 20 de junio, entonces tuve «un pico» de 80 visitas. El Alminar de Melilla tenía poco más de un mes de existencia. Me pareció increible . La media de visitas diarias en aquel mes era de 56, y las totales fueron 1600 . Seis meses después, las visitas que recibe El Alminar de Melilla cada día, no bajan de 300, incluso hubo un máximo de 700 el pasado 30 de noviembre, con un total de 11.000 cliks.
En estos seis meses ha cambiado mucho el seguimiento del blog y eso que junio fue un buen mes. Por lo demás, seguimos expuestos a los mismos rayos que entonces, aunque ahora, mucho más respaldados.
PD: Fotos de: http://fotosdeculturas.blogspot.com/