Los días nefastos del calendario romano
Los días nefastos del calendario romano se marcaban con una N (la n de noviembre), y eran aquellos en los que por alguna razón ( la conmemoración de una trágica derrota, la muerte de algún gran personaje), no se podían realizar fastos de ningún tipo, de ahí la palabra nefastos. Solo se podían llevar a cabo oficios religiosos. Incluso la política de «pan y circo» tenía sus límites.
El 20 de noviembre de 2011 acabará siendo un día nefasto para todos en España, aunque de hecho, para mucha gente ya lo es. Aquel día aciago se nos echó encima el liberalismo económico, emboscado detrás de una opción política, que prometió hacer otras cosas, exactamente las contrarias a las que está haciendo.
La demolición del edificio de protección pública, la entrega del Estado a los lobos de la empresa privada y del capitalismo salvaje, bajo la falsa idea de que la gestión privada es más efectiva y eficaz. La banca española es una actividad privada y está en la ruina, apuntalada por la protección pública y por la inyección de dinero del Estado. Las empresas españolas están subsidiadas casi enteramente por ese mismo Estado al que pretender liquidar, bajo las formas de subvenciones directas, exenciones fiscales o rebajas tributarias. Qué decir del último presidende de los empresarios españoles, o de la huida hacia paraisos fiscales de los ricos, o de empresarios y banqueros con cuentas opacas en Suiza.
Se trata de un movimiento económico, el liberalismo, que ampara y auspicia políticas económicas criminales, tanto en países europeos como del resto del Mundo. Duele ver la magnitud de las consecuencias de esta mentira en la que cayeron o fueron inducidos a caer 11 millones de españoles. Duele mucho ver como todavía hay quienes justifican la poda y merma de derechos laborales, sociales y asistenciales de la población, que no eran regalo alguno, sino la conquista sostenida de muchos decenios de lucha, por no decir de siglos. Estamos ante una involución de proporciones históricas. En Grecia, sometida al rigor implacable del «ajuste duro», la tasa de suicidios ha aumentado un 37% y hay otras muchas noticias y consecuencias que nos ocultan.
Esto ya está teniendo consecuencias para la salud y la vida de la gente, y no solo en España. Ya no hay nadie, ninguna familia que no se haya visto afectada por los recortes indiscriminados, insolidarios e injustos. Se han arruinado países completos (España, Grecia, Portugal) y los estafadores siguen instalados en la cúspide social, dictando las medidas económicas, acrecentando sus fortunas, con una clase política maniatada, cómplice en su mayor parte y que sólo actúa al dictado, en mayor o menor medida, de los intereses económicos depredadores del liberalismo. España, para lo único que queda es para ser sede de un Mega Casino, símbolo de los intereses económicos más oscuros e inconfesables.
Las señales eran claras, solo había que prestarles atención y leerlas, pero también estaban disimuladas bajo el espeso entramado de los grupos mediáticos que les amparan y que les dan cobertura. Hubo unos pésimos gestores anteriores, pero los actuales se presentaron de una manera distinta a lo que han resultado ser, o escondiendo lo que realmente pretendían. Se enarbola la bandera de la mala gestión anterior, para tapar la magnitud del engaño actual. Lo que está en colapso es el sistema y un modo de gestión de la vida pública, pero eso nadie pretende reformarlo desde la raiz.
Notas: (1) https://elalminardemelilla.com/2011/11/19/el-invierno-azul/, (2) https://elalminardemelilla.com/2011/11/21/el-sindrome-de-casandra/, (3) https://elalminardemelilla.com/2011/09/14/caudillo-la-lancha/, (4) https://elalminardemelilla.com/2011/10/14/hacia-el-20-de-noviembre/, (5) https://elalminardemelilla.com/2012/02/25/la-niebla-cubre-el-alminar/, (6) https://elalminardemelilla.com/2012/01/01/2012-el-apocalipsis-economico-segun-el-pp/
Son solo una cuantas advertencias, y ¿para qué más?. Todo acabará siendo prístino, incluso para aquellos que todavía se niegan a ver. Se está ahorrando dinero, reduciendo solo el déficit público, pero a costa del sufrimiento y el empobrecimiento de la mayoría de la gente