Son ya varios los años en los que el tren turístico recorre incansable (tireless,), el Centro Modernista de la ciudad, la Villa Vieja y parte del Paseo Marítimo sin haber sufrido apenas averías. Las dificultades de las rampas de Melilla La Vieja, sobre todo cuando va repleto de personas, hacen pensar en que el motor va a estallar en cualquier momento, sin embargo, esto no sucede nunca y bajo el calor veraniego, el tren turístico no falta nunca a sus cuatro viajes diarios. Muchas veces va casi vacío, algunas con turistas y las más repleto de mayores del Imserso, del Centro de Día, de niños, de familias con ganas de hacer algo un poco diferente, o de otros grupos de excursionistas de la ciudad.
Pero hoy, último día de septiembre el tren turístico ha tenido que ser remolcado y llevado a su apeadero en el Puerto Deportivo de Melilla. Parece que le ha fallado el motor, al igual que en verano se le quebrara la dirección en el forzadísimo giro de la subida de «La Florentina», verdadera prueba de fuego para el tren turístico, la versión melillense del submarino británico Tireless (incansable).
Esta mañana, remolcado por la grua, era conducido hacia un merecido descanso. Son muchas las cosas que suceden en una ciudad y no nos enteramos de todas. Yo creo que el tren debería ser bautizado con ese nombre: Incansable, en su versión en español. Dejo la idea para la Viceconsejería de Turismo.