Todos los nombres de Franco


         Uno de los más asiduos lectores de El Alminar y ahora también colaborador, Santos, nos envía unas fotografías de dos pueblos castellanos, Dueñas de Palencia y Brahojos de Medina en Valladolid, en donde todavía permanecen los nombres de los muertos del Bando Nacional o rebelde y a la postre vencedor de La Guerra Civil española, inscritos en lápidas de mármol e instalados en las fachadas de las iglesias de Castilla. Es muy normal seguir viendo en las iglesias castellanas estas lápidas y sin embargo ya no lo es tanto en otras regiones o comunidades españolas. Castilla es mucha Castilla y allí hay que vencer una doble resistencia, la del muy tradicionalista clero castellano y la de las propias familias de los nombres que aparecen en las placas, con lo cual, la «lucha» se da casi por perdida de antemano, porque un «cura» de un pueblo Palencia (de donde es originaria toda mi familia paterna), es realmente una autoridad y no es fácil saltársela, porque aparte del anatema de La Iglesia, te puede caer «una ostia».

        Santos, el lector que nos envía estas fotos, ha publicado un interesante libro titulado: «Relatos para niños mayores», en donde refleja a la perfección el ambiente de estos pueblos, rescatando un lenguaje específico y propio del ambiente rural de los pueblos de Castilla.

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Los 1000 de La Patrona de Melilla


        No mas de 1000 personas, pero no menos, acompañaron el desfile procesional de La Virgen de La Victoria, Patrona de Melilla. Desde hace 5 años me acerco regularmente a ver el desfile procesional, el mismo número de años que tiene mi hija. Cada año veo menos gente, siempre en torno a esas 1000 personas, calculadas este año con generosidad. Pienso que ese es el riesgo que tiene haber dejado a La Patrona fuera de La Feria de Melilla, fuera del calendario, obviamente.

             Hacer el desfile en medio de la celebración de las fiestas patronales, implica que hay mucha gente en el centro de la ciudad, yendo o viniendo, gente que ya está fuera de casa y que se acerca o espera a ver la procesión . En esa tesitura el desfile procesional es una parte mas de La Feria. Hacer el desfile cuando hace cuatro días que todo ha acabado, es condenar la procesión al vacío absoluto, como está sucediendo, de modo inexorable, desde que se decidió, por quien fuese, sacar el 8  de septiembre, de las fiestas patronales del Mar, y eso que  este año la consigna ha sido repetir hasta la saciedad lo de: «En honor de La Virgen de La Victoria». A los cuatro días del fin de La Feria, casi nadie baja al centro de la ciudad, y menos en un día festivo.

          Es una sensación extraña la que se siente al ver ese vacío. Esa casi soledad del desfile por toda la avenida, ese silencio del público casi inexistente. Es una sensación agridulce. Algo se está haciendo mal, pero hace falta mucha grandeza de ánimo para reconocerlo. Ellos ya se han dado la nota de «notable alto» y «éxito», pero a la mitad de Melilla la están dejando al margen de la confección del programa de Ferias y eso se nota. Esa autodenominada Comisión de Festejos, o se abre a todos o va a crear un páramo a su alrededor.         

        Quien ha estado hoy en La Procesión, no puede dejarse engañar por la propaganda, pero es que algunos, ni siquiera viendo son capaces de creer.