El día de La Conquista de Melilla ( I )


 

 

 

           Diario de Francisco Ramírez de Madrid.  Relato novelado de la conquista de Melilla.

         Enrique Delgado ( El Faro de Melilla, 18/09/2009)

          –Me llamo Francisco Ramírez de Madrid, Secretario Real, también conocido como «el artillero». Estoy al frente de la armada que va a conquistar Melilla. Son 10 carabelas y siete naves, una con un tren de artillería. Las hemos cargado con 5.000 infantes, un grupo de caballería y maestros para edificar. Llevamos harina, vino, tocinos y aceite. Artillería, lanzas, ballestas, espingardas, otras armas y toda clase de munición. Cal, madera y toda clase de artesanos.

             ¡Espero que haya alguien defendiendo la ciudad, si no, sería muy aburrido!

         – Hace unos pocos meses reconocimos la ciudad, todavía había gente en ella y mucha en los alrededores. ¡Es bonita la mezquita de Melilla!.  Nos confundieron con mercaderes, íbamos disfrazados. Pedro, el contable de Medina Sidonia, apunta cualquier dato que pueda ser provechoso. Mi compañero, el capitán Martín Galindo está preocupado, dice que todo está rodeado de “moros alárabes y que antes será carnicería de nuestra gente que población de cristianos”.

    -Intento tranquilizarle, le recuerdo que hemos participado en las conquistas de Almería, Málaga y Granada, y que Ramiro López nos prestará su invento de “falso amurallamiento”, idea que leyó en las coplas de Jorge Manrique.

    -Se nos acercan pobladores de Malila y nos preguntan: ¿Que cuándo van a venir los castellanos? Nos hacemos los distraídos y preguntamos que dónde han oído semejante dislate. Nos dicen  que hace no mucho vino un capitán castellano (debían estarse refiriendo al chiflado de Hernando de Zafra), que prometió dinero y tierras en la antigua Al-Andalus a aquellos que decidieran entregar Malila al Rey Católico._

    ¡Maldito sea ese viejo chiflado de Zafra!. Es así cómo se enteraron los malilíes (melillenses), de que íbamos a venir a cumplir lo pactado en Tordesillas en 1494. Todo esto complicará las cosas. Martín Galindo ya dice que enviará un informe negativo al Rey Católico. A Pedro le da igual, él y su hermano Bartolomé solo desean  gloria y cuanto mayor sea la empresa, más abultada será la factura que pasará al Rey. ¡Nos va a cobrar hasta los clavos!

– Tras pasar toda la tarde reconociendo la zona de Malila, decidimos quitarnos el polvo y la suciedad en uno de los muchos baños de esta ciudad. Es una de las cosas que tiene, más bien pocas. En el hamman (baño) un antiguo residente de Garnata (Granada), que llegó a Cazaza con Boabdil, nos relata cómo acabó el intento de compra de la ciudad por parte del viejo zorro de Zafra.

   Todo fue descubierto Los alcaides traidores y sus familias habían dado referencia de cómo tomar la ciudad y dónde eran sus defensas más débiles. También refirieron cual era el mejor desembarcadero. Al parecer uno de los que iba con ellos se enteró de toda la maquinación y lo relató al Rey de Fes, que vino hasta Malila con una pequeña escolta y decidió expulsarlos de la ciudad, tras matar a alguno de los conjurados. Pero también se enteró de la firme decisión de los castellanos de conquistar la villa y de la poderosa flota que pensaban enviar a apoderarse de la ciudad.

           Desde ese momento sus habitantes vivieron en un temor constante y todos sospechaban de todos, pues seguían creyendo que había traidores entre sus filas. Todos daban ya la conquista como segura. Algunos abandonaron la ciudad y también decidieron derrumbar los adarves de la muralla para que no nos fuese útil y quemaron cualquier cosa que nos pudiera ser útil en caso de tener que asaltarla y conquistarla.

            Todos estos datos y esta inspección nos fue de gran provecho, pero pensamos que debíamos cambiar los planes y hacer la flota más grande. Ahora habrá que convencer al Rey Fernando y sobre todo, a la Reina Isabel,  de que le quite sus barcos al engreído de Colón. Le dejaré ese trabajo a mi esposa, Beatriz Galindo: “La latina”.

    PD: Este relato novelado de la conquista de Melilla, lo publiqué en el diario El Faro durante tres días consecutivos (18,19 y 20 de septiembre de 2009). Lo quise hacer coincidir con los al menos tres primeros días del «verdadero desembarco», que se produjo en estas costas en 1497. Escogí a Ramírez de Madrid por su impresionante hoja de servicios y la altura histórica del personaje.  Con respecto al original, he realizado unas escasas modificaciones de estilo y corregido algunas erratas.

     Foto: http://malagapedia.wikanda.es/wiki/Portada

Anuncio publicitario

Cierra el kiosco de Diego


      El mundo que conocemos va variando cada día, sin que podamos hacer nada por evitarlo. ¿Cuántas cosas de una ciudad que recordamos ya no están?, ¿cuántas cosas nuevas ya no tienen significado para nosotros?.    El kiosco de Diego ha cerrado, el día 20 de septiembre fue su último día de actividad. Con el se cierra un punto de referencia y de encuentro de la calle Duquesa de La Victoria, porque Diego era su kiosquero desde hace 20 años.  En el kiosco de Diego se acudía a comprar la prensa, a charlar un rato en los días de calor, o en los de lluvia. Se acudía a encontrarse con algún amigo o se utilizaba como punto de enlace. Si necesitabas dejarle algo a otra persona, no existía mejor forma de hacerlo que decirle: «Te lo dejo en el kiosco de Diego».

           Diego ha cerrado y con el todos sus amigos, todos los que le echaban una mano en el negocio, los que acudían allí a diario a pasar la mañana, quedarán, quedaremos dispersos por la ciudad, sin que exista otro sitio igual, ni alternativa posible. Hay personas a las que la vida le muestra su cara más hosca y Diego era uno de ellas, pero nunca perdió ni su buen humor ni su cordialidad.