Barrio de La Victoria, espacio homeless


            Es comprensible que » los sin techo» (homeless), buscan lugares en donde refugiarse o pasar la noche. Es admisible que pasada una o dos semanas, los vecinos se percaten del asunto y tras dar aviso a la policía, se deshaga ese espacio. Hasta aquí todo entra dentro de la lógica, porque para todo hay unos plazos y unos tiempos. La labor de unos gobernantes es deshacer puntos negros una vez que reciben el aviso, ya sea de los propios ciudadanos( las más de las veces), o de los  propios servicios municipales.

     Lo que no entra en lógica alguna es que un espacio «homeless» se mantenga durante meses, por no decir años y que para mayor gravedad, la zona no solo no esté escondida, sino a la vista de todo el mundo y de modo diario. Esto está ocurriendo desde hace mucho tiempo en las inmediaciones, o en las lindes de un parque infantil, concretamente el del Bº de La Victoria, justo encima del Garaje Estrada. Esta zona es el techo del mencionado garaje. En la parte de atrás, hay una verja rota, por donde entran «malandros» de todo tipo, homeless, adolescentes, bebedores a tiempo completo, e incluso dueños de perros, que los llevan allí a jugar y a defecar. La situación es insólita y a la vista de todo el mundo, de los que juegan en el parque y de los vecinos de las inmediaciones, que para mayor ironía, se llama: «Calle de la salud».

      Pues sí, frente a la calle de la salud, se acumulan basuras incendiadas, basuras recientes y se practican todo tipo de actividades nocivas, precisamente para la salud. El dueño de este garaje, que es el mismo que el de la azotea, debe cerrar las rejas rotas por donde entras las gentes de malas costumbres, limpiar y desinfectar toda la zona y luego mantenerla limpia en el futuro. La Consejería de Medio ambiente, la de Sanidad o la que corresponda, deben exigir al dueño del solar, la limpieza inmediata del solar. Lo que no es lógico es que sean los ciudadanos los que se den cuenta de estas situaciones y tengan que denunciarlas por sus propios medios.

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Ramón Buxarrais, el obispo santo en Melilla


Ramón Buxarrais, el obispo que no ha dejado de serlo

        En la capilla del Centro Asistencial de Melilla, todos los lunes, se producen las «peregrinaciones de San Nicolás», y en la misma capilla se rinde culto a un obispo que ya ha sido beatificado por el Vaticano. Dicen que Monseñor Buxarrais tiene especial interés en hacerlo santo, porque ambos fueron obispos de la Diócesis malacitana, aunque en diferentes épocas. Sin embargo, según los cánones cristianos, el santo no es al que se venera, sino el que fomenta esa veneración,osea, Monseñor Buxarrais.

        De los sacramentos eclesiales se dice que imponen carácter, lo que quiere decir que es muy difícil renunciar a ellos, caso del bautismo. Salvo que se profese una herejía, se convierta a otra fe o se reniegue de él. Lo mismo ocurre con los nombramientos eclesiales. No se puede dejar de ser sacerdote y no se puede dejar de ser obispo. Monseñor Buxarrais habla en sus escritos, y en las escasas entrevistas que concede. En uno de sus libros se llamó a sí mismo: «El obispo que no quiso serlo» y la realidad es que lo es pese a sus deseos, aunque emérito.

                       Un santo, pero no para esta Iglesia

        Monseñor Buxarrais, el obispo en Melilla, nunca ha explicado de modo convincente su renuncia a la Diócesis de Málaga y no lo ha hecho, porque a «la verdad» no se la puede mirar cara a cara, apenas pueden ser mostrada. La Iglesia de la que formaba y forma parte, le tolera, pero no le ha ornado  con la más mínima distinción. Jamás ha recibido la púrpura cardenalicia. Se saben y se comentan algunos de sus roces con algún Vicario Episcopal de Melilla, con algún que otro párroco. Sin embargo, él aguanta cualquier desplante con absoluta humildad y resignación, refugiado entre sus pobres y desvalidos ancianos y niños. Su silencio ante algunas de estas «ofensas» tiene más merito, cuando se sabe que en su carácter y en su genio se nota que ha sido y es obispo y también que pertenece al signo de Sagitario.

        Las opiniones de un obispo avanzado, heterodoxo y santo

        En alguna de sus entrevistas publicadas, no se mostró en desacuerdo acerca de la posibilidad de que las mujeres pudieran acceder al sacerdocio. Está claro que Monseñor Buxarrais era más un obispo de La Iglesia que alumbraba el «fugaz destello» del Papa Albino Luciani, que de las rigideces doctrinales y jerárquicas del Papa Wojtyla o de Benedicto XVI. Fue conocido como «el azote de La Jet-Set de Marbella», por sus palabras contra el lujo descarado y la banalidad de la ostentación de la riqueza.

       Sin embargo, sus choques más profundos se produjeron dentro de la vida eclesiástica. El cofrade zamorano Manuel Bueno Fincias todavía recuerda como el peor momento de su vida cofrade, cuando el entonces Obispo de Zamora Ramón Buxarrais (1972), intentó retrasar «dos horas» la salida del paso de La Amargura. La entrevista es de 2008. El resentimiento permanece inalterado tantos años después.

      El siguiente choque con las cofradías se produciría en Málaga, ciudad de la que fue Obispo desde 1973 y hasta su renuncia en 1991. Allí, en 1976 se atrevió a pedir a «las todopoderosas» Cofradías malagueñas, que: «vendieran todo su patrimonio, que lo repartieran entre los pobres y necesitados y que vivieran de acuerdo con las virtudes cristianas de la humildad y la pobreza». Afirmar esto en Málaga es como decir a gritos, dentro del Vaticano que: «Dios no es uno y trino». En aquella época, igual que ahora, la crisis azotaba con dureza las capas sociales más desfavorecidas y resultaba un contraste injustificable, esos tronos cargados de oro hasta los palios, y las gentes sin un pan que llevarse a la boca. Sin ser teólogo, afirmo que jamás el Jesucristo histórico predicó algo semejante, ni tampoco lo hubiese admitido.

      Para acabar estos desencuentros entre el Obispo malacitano y las cofradías, bastó su intención de impedir que tropas militares armadas desfilaran en la Procesión del Corpus. Probablemente hubo muchas mas cuestiones complicadas, pero estos son las que transcendieron a la luz. En Málaga hay quien todavía presume de haber echado al Obispo Buxarrais y quien afirma que las Cofradías son más poderosas que los sindicatos.

   En Melilla está relacionado con dos sucesos importantes. Uno es el de la suspensión de la Semana Santa en 1974 y el otro el de la autorización de la desaparición del culto al Cristo de Limpias en el Barrio del Real en 1989.

   Es un gran personaje en Melilla, en donde reside tras abandonar el Palacio episcopal de Málaga en 1991. Está poco reconocido fuera del mundo eclasial o del voluntariado de prisiones, cuya medalla de plata es la única distinción que ha recibido. Merecería el reconocimiento de Melilla, su nombre para una de sus calles, incluso la Medalla al mérito Social o la de Oro. En una iglesia diferente, sería uno de sus grandes patriarcas y a la larga, un santo.  Su intención es solo ser recordado con la misma frase que se dice de Jesucristo, su modelo Supremo, la de «pasó haciendo el bien».