La renovación del Vicario Episcopal en Melilla
La Iglesia no anticipa sus intenciones, ni comunica sus motivos, simplemente anuncia sus nombramientos y todo lo demás es especulación. La precipitada renovación del Vicario melillense José Manuel Barreiro ha pillado a todos por sopresa, por mucho que ahora «casi todos» lo supiesen. No hay manera de anticiparse a una decisión de la Santa Madre Iglesia, salvo en el mismo instante en que te llega el fax.
Si la Iglesia ofrece una canonjía, o un nombramiento de nula capacidad operativa y nombre rimbombante, a uno de sus relevados, entonces podremos intuir que hay una satisfacción en La Curia por la labor desempeñada. Si tras dos años de desempeñar la difícil labor de ser Vicario Episcopal en Melilla, tu destino es una Misión en el Orinoco, por mucho que lo haya querido adornar el Obispo malacitano Monseñor Catalá Ibañez, el asunto suena a «reprobación» y de las grandes.
Antes que «el bueno» de José Manuel Barreiro, melillense, anduvo por aquí otro Vicario, Manuel Jiménez Bárcenas, cuyo destino fue una parroquia en Benalmádena, lo que en términos eclesiales significa descender al menos uno o dos pisos en las escalinatas de la carrera eclesial. En el caso del Vicario melillense supone ser arrojado a las tinieblas del fin del mundo. Los pasillos episcopales son los más complicados del planeta, tanto, que uno de los más grandes santos españoles, San José Mª Escrivá, llegó a afirmar que: » Yo perdí mi inocencia en los pasillos del Vaticano».
¿ Que ha pasado en Melilla?. ¿ Qué está ocurriendo en la Iglesia de Melilla?. Son preguntas que jamás responderá La Iglesia, por lo que tampoco debemos hacérselas nosotros. Intentaremos buscar una explicación por nuestros propios medios. El humo de la hoguera encendida por los «representantes» de la Fe de Cristo en Melilla, ha llegado hasta El Alminar . Monseñor Catalá Ibañez, obispo de Málaga y anteriormente de la diócesis de Alcalá de Henares, uno de los prelados con mayor proyección del episcopado español, ha venido a Melilla a apagar «un gran incendio», con rebeliones, plantes parroquiales y movimientos en diferentes direcciones.
Nota: «Las frases de Buxarrais». Todos los domingos, el párroco del Centro Asistencial, monseñor Buxarrais, cambia la frase evangélica del altar de la capilla. Cada domingo, el párroco de La Gota de Leche quiere enviar un mensaje a los fieles que acuden allí a oír misa y también a todos los que los lunes visitan la capilla en las caminatas de San Nicolás. Es un mensaje demorado. Una pequeña advertencia a la conciencia. «A Dios lo que es de Dios», dice el mensaje para esta semana. Parece muy claro, religión y política no deben mezclarse, ni por parte de los políticos, siempre muy tentados a ello, ni por parte de La Iglesia, también muy proclive a veces a dejarse «tentar» por el Poder político. Habrá que estar atentos a los mensajes de monseñor Buxarrais.