Este post va unido al anterior y si en algo ha sido bueno que el Presidente de Melilla haya hecho la cola, es porque él mismo ha comprobado la escasa agilidad de un sistema «duplicado» de venta. Si se fijan en la posición del Presidente, se puede comprobar que apenas tiene 30 personas delante suya. No es normal que haya tardado casi dos horas en conseguir «sus entradas». El fracaso principal ha sido el del sistema informático, que ha ido muy lento y en el caso de los que hacíamos la cola desde la calle Ejército Español, el desastre ha sido completo, pues ha estado casi una hora sin funcionar. Esto último ha sido otra de las causas de la interminable espera a las que no hemos visto sometidos los ciudadanos.
No se pueden duplicar la colas. Esto es una norma europea en bancos, espectáculos, aeropuertos, estaciones marítimas. Al público se le debe recibir en cuantos ordenadores o taquillas se quiera, pero formando una sola cola, porque así, si hay un problema en alguno de los puntos de venta, no se lo tragan los que están colocados en una determinada posición. Ha ocurrido que los que formaban la cola de Pablo Vallescá, han tardado dos horas menos en conseguir sus entradas y sobre todo, han acaparado casi todo el patio de butacas y casi todas las plateas, mientras que los que estábamos en el otro lado, hemos perdido toda la mañana y además hemos copado las entradas de «gallinero» o anfiteatro.
Otra cosa que no se ha entendido es porqué las mesas con los ordenadores (dos mesas, cuatro ordenadores), estaban separadas de la zona en donde estaban las entradas, en la zona central de recepción. Esto obligaba a seleccionar las entradas en las mesas, esperar a que la azafata encontrase las entradas, volviese con ellas y tuviese que realizar otro viaje para llevarse el dinero. Es el sistema más complicado y lento posible. Los visualizadores de ocupación del aforo, han funcionado a ratos y no siempre con toda la información actualizada.
Cuando uno llegaba con la información visual de los paneles, debía arrodillarse (no para suplicar las entradas o confesar), sino para comprobar si lo visto en pantalla, se correspondía con la información más actualizada del ordenador. Algunas azafatas se han visto obligadas a realizar hasta cuatro viajes para informar al cliente.
PD: Por lo demás, se trata de un éxito indudable el que se hayan vendido casi 2000 entradas (todo el aforo) en el espacio de cuatro horas. Los empleados han trabajado sin descanso y el ViceConsejero de Festejos no se ha apartado ni un momento de la zona de ventas.