Las razones de CpM


              

            La abstención activa de Coalición por Melilla

      No hay nada que comentar del triunfo del PP en Melilla, esperado por otra parte. Tampoco hay nada que decir del descalabro del PSOE, pues era imposible equilibrar un partido que desde el inicio pierdes por 4 a 0. La candidata socialista Gloria Rojas ha sido una convencida y magnífica defensora de un programa perdido de antemano. El candidato Popular Antonio Gutiérrez, diputado desde 1996, no me parecía el más indicado para liderar una imagen de cambio o renovación,  pero esos análisis no son los que se hace el votante, que es al fin y al cabo el que decide. Así pues, descontado todo esto, previsible desde el mismo inicio de la campaña electoral, sólo quedaba despejar la incognita de «la abstención activa» de Coalición por Melilla.

                                       La abstención activa

        CpM ha hecho decrecer en un 11% la votación en toda la circunscripción de Melilla, en una acción que no ha sido entendida por casi nadie. No ha encontrado ningún defensor en esta finta política, que si se habla con ellos detenidamente, se llega a comprender. CpM pone vez tras vez de manifiesto que en Melilla existen dos mundos, dos realidades, la de los dos partidos mayoritarios de ámbito estatal y el de los Coalicionistas, que se esta consolidando como una fuerza alternativa y local, a la que no se puede marginar más.

        Mustafa Aberchán esta ejerciendo de elemento cohesionador de una masa electoral muy amplia, con sensibilidades muy distintas y que lucha por ser reconocida y tratada en pie de igualdad. Intentar acabar con Mustafa Aberchán por la vía de la presión judicial, como intentó el PP en las pasadas elecciones municipales, o fraccionar su electorado mediante operaciones políticas más que dudosas, puede resultar a la larga muy arriesgado, por no decir peligroso.

       La abstención es en Democracia, una alternativa tan legítima como el votar a cualquier otro partido y es quizá la más arriesgada de todas, porque si el decrecimiento no es claro (sí lo ha sido en Melilla), la acción política puede tener un efecto boomerang. CpM no ha podido llegar a un pacto con un partido, el PP, que no sólo recela de éste rival político, sino que pidió para el mismo, su desaparición absoluta en las pasadas elecciones municipales. Por otro lado y tras el mal resultado de las municipales, en el que el PSOE no aguantó su cuota de voto y se quedó con dos escaños, no se podía pedir a CpM que se subiera voluntariamente y sin ninguna contraprestación, a un carro electoral que iba a ser incinerado, sin ningún género de dudas y a la vista de todo el mundo.

        Por tanto, CpM, pese a la incomprensión generalizada y el recelo casi absoluto de todos,no solo  ha aguantado este difícil envite, sino que además ha mantenido cohesionada a su base electoral, en una acción política en las que las razones expresadas son menores que las no pronunciadas. No se puede seguir dando la espalda política y social a esta otra realidad que representa Coalición por Melilla, ni se puede seguir buscando sólamente una relación clientelar con los barrios desfavorecidos de Melilla, que mayoritariamente se siente representados por CpM. No todo se puede conseguir a golpe de talón (fundación 5º distrito) y no precisamente de Aquiles. Pese a todo, parte del electorado cepemista a acudido a votar al Partido Socialista y el PP de Imbroda ha absorvido a casi tos los votantes del PPL de Ignacio Velázquez.

  La otra realidad de lo que estaba pasando, se encontraba en los colegios Leon Solá, Juan Caro, Mediterráneo y Carmen Conde, en donde el triunfo de la abstención ha sido claro.

         Nota: Ofrecemos la carta de CpM a sus afiliados y la fotografía de la antigua residencia Militar de la calle Polavieja, que en un principio iba a ser destina a la CIM (Comisión Islámica de Melilla), como compensación por la despatrimonialización que sufrieron los musulmanes melillenses en la década de 1960, cuando el Alcalde Luis Carvajal Arrieta les expropió la Mezquita Central y disolvió la 1ª Comunidad Musulmana de Melilla. Sería algo así como la deuda histórica del Estado con los musulmanes de Melilla.

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La basílica del Hospital Militar de Melilla


     

 

        La Iglesia de Cristo Rey

        El 25 de octubre de 1942, festividad de Cristo Rey, se bendijo  “la suntuosa  basílica de Cristo Rey con rito litúrgico de primera clase, tal y como se describe en las crónicas de la época, más conocida como la iglesia del Hospital Militar.  Una de las dos vías para su financiación fue la muy recurrente y pública “donación voluntaria”, que constituía un arma de doble filo, un sutil medio de coacción. Por un lado quedaba claro quienes no cuestaban voluntariamente, y por otro se manifestaba quienes no eran suficientemente piadosos y generosos con la Santa Madre Iglesia.

                   Su categoría  ecuménica es equivalente a la de la Iglesia del Pueblo, pues ambas son basílicas menores, lo que significa el poder ganar “los jubileos” y demás promocionales  que concede el Vaticano para la salvación de nuestras almas, sin la necesidad de desplazarse hasta Roma, eso sí, con su correspondiente dádiva.

                   Las mismas crónicas inaugurales la describen como ricamente ornamentada, sin embargo su estado actual es el de “duramente devastada” por la iconoclastia y por la sacra rapiña que se adueñó de Melilla desde 1974 a 1989. Aun así, en la parte del coro existen dos órganos en perfecto estado de uso, al lado de la roseta central u óculo, cuya imagen, ya prácticamente desvanecida parece ser la de la Virgen del Carmen.      

            Sin embargo, se trata de un bello templo, con cubierta a dos aguas, con un magnífico techo artesonado y una nave dividida por dos filas de cinco columnas cada una, con capiteles de estilo corintio y arcos de medio punto, que sostienen la bóveda central.     Las naves laterales están abiertas por vidrieras con motivos y escudos militares que otorgan al Templo un muy logrado y variado juego de luces y colores que varía a lo largo del día.

                             Lo que falta

                Faltan altares, retablos y elementos de ornamentación sagrada como el sagrario, cruz, y candeleros de metal labrado. Faltan completos los altares de la Medalla Milagrosa y del Perpetuo Socorro. Actualmente sólo hay dos imágenes, una de Fátima, que es de relleno porque no se menciona en la inauguración, y una de San José, que sí aparece en el acto de la bendición. Habría también que identificar las custodias de oro y plata que se mencionan en las crónicas inaugurales.

            También se habla de “un tenebrario” de madera labrada, que no parece estar, salvo que se trate del Altar en el que se encuentra la muy notable talla malagueña del Cristo de La Buena Muerte, auténtica joya del Templo.   Hay que hacer hincapié en el candelero-tenebrario, pieza de arte, donada por la Alta Comisaría de Marruecos y que fue tallada a mano, siendo premiada en la Feria de Artesanía de Tetuán, descrita como regia y primorosa y que fue expuesta en Madrid.

             Primera piedra y bendición del templo 

          La primera  piedra se colocó el 19 de marzo de 1939 y se encargó de la dirección del proyecto el comandante de ingenieros Luis Sicre. El artista Vicente Maeso donó todas las ventas de una exposición de pinturas para las obras de esta iglesia. El alma mater de la recaudación de fondos fue la monja Rosa Lahoz, de la comunidad residente entonces en el Hospital.

          El capellán del Hospital Gerardo Canals de La Rosa, acompañado por los párrocos de la Cruz Roja, padre Fernández y de San Agustín padre Pérez y el maestro de ceremonias padre Jaime de Villamorisca, bendijeron la nueva basílica a las once en punto de la mañana, con el templo completamente vacío.         Previamente, a las 07h 30´ de la mañana, los más de 700 enfermos ingresados en aquel momento en el Hospital, tuvieron el honor de ser los primeros en celebrar la 1ª misa.          El sermón lo pronunció el capellán de Ingenieros José Tamayo que “alabó el esplendor de los cultos que merece La Casa de Dios” y que el mismo Dios quería para su culto: “Limpieza, riqueza y variedad”. Requisitos que cumplía sobradamente la nueva iglesia.

    Nota: La efigie del Cristo de La Buena Muerte, es una notabilísima imagen, procedente de artesanos malagueños. No he averiguado si se trata de una talla o es una imagen de estuco.         El autor de la capilla fue el comandante ingeniero Luis Sicre Marassi, presidente también de la Comisión de depuración de funcionarios de Melilla afectos a la República.