Escaleras del Cerro de Camellos


 

                    Una ladera en 214 peldaños

     El Barrio de La Victoria está instalado en la loma del Cerro de Camellos, y al mismo se accede, desde siempre,  atravesado las laderas del cerro, uno de los más clásicos, junto con el de La Higuera o Santiago, de todos los que rodeaban a la antigua ciudad de Melilla. Uno de los cerros desaparecido era el de San Lorenzo. Una de esas veredas o sendas clásicas para subir al monte era la situada en este flanco, al que se dotó de una escalinata en la década de 1960, cuando se inició la construcción del barrio. Tenía y tiene 214 peldaños y durante una etapa de mi vida la transite con bastante frecuencia. Hoy he tenido que atravesarla, en sentido descendente, para ir a recoger mi coche al taller, pero en sentido inverso, osea ascendente, hace muchos años que no he vuelto a subirla. El cerro de Camellos tiene sus laderas colonizadas, en calles edificadas sobre los mismos cambios de nivel del cerro, en su antiguo perfil de terraza. Es toda una reliquia histórica y geográfica.

            Las escaleras eran  más anchas hace años, pero fueron adelgazadas para construir un vial de tráfico que permite atravesar el cerro en coche y descender por él hasta las estribaciones del Tesorillo. Sólo en la mitad superior conservan su amplitud original. Alguien tuvo la feliz idea de numerar sus escalones, 214, en sentido inverso al de la subida, y así conocer en todo momento cual es la cantidad exacta que queda para culminar la ascensión.

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El grupo escolar García Valiño


                 Una inauguración perdida en el tiempo

     El grupo Escolar García Valiño estaba situado en el lugar en que hoy se encuentra el Centro de Salud de la Zona Norte, en el afamado «distrito quinto», el de la fundación y el de los disturbios. Fue inaugurado el 19 de marzo de 1942, día importante en Melilla porque se conmemora el levantamiento del sitio de 1775. Es cierto que desde entonces se celebra un oficio religioso que recuerda el final del más importante asedio que haya sufrido Melilla. Durante el franquismo se conmemoró mucho la festividad de San José obrero, como contrapeso del socialista y comunista Día del Trabajo (1º de mayo). Además, San José era ejemplo de padre y también patrono del cuerpo de maestros.

           El franquismo depuró y exterminó al profesorado de La República,  comprometido social y pedagógicamente y muy avanzado para su época, e instituyó el piadoso cuerpo de maestros nacionales. Fue todo un salto hacia atrás. Se siguió con la misma línea de construcción de grupos escolares de La República y sus planes de enseñanza, pero en un sentido diametralmente opuesto.

        En las fotos vemos al Alcalde y Jefe provincial del Movimiento Rafael Álvarez Claro, con el preceptivo uniforme de Falange. La autoridad militar que le acompaña es el propio general Rafael García-Valiño, del que recibió el nombre el grupo escolar. El Vicario era  Sebastián Carrasco y el grupo de mujeres que acompaña a las autoridades, parecen ser maestras del nuevo centro educativo. Traigo aquí las fotos porque es algo ya desaparecido en Melilla, es un recuerdo y las fotografías reflejan perfectamente el ambiente de una  época fría y oscura.

      Las magníficas fotografías de Calvache, reflejan incluso «el miedo ambiente».