La muerte de la hija de Stalin en Wisconsin, EEUU
» En Occidente corren demasiadas falsedades sobre la vida privada de mi padre y de los miembros de mi familia» ; Svetlana Stalin.
Aunque conocida ahora, la muerte de la única hija viva del dictador soviético ocurrió el pasado 22 de noviembre en una residencia de ancianos en Wisconsin, EEUU. Que gran diferencia entre cualquiera de los vástagos de cualquier dictador fascista: Franco, Pinochet y tantos otros que una vez expulsados del poder dejaron las arcas familiares llenas a rebosar y la suerte de esta mujer, la única entre los tres hijos de Stalin.
En estos días se sigue hablando de ella como de «la hija que renegó de su padre», como la necrológica firmada por David Alandete en El País. Imagino que en medios de la derecha y en círculos tabernarios de moda, se recordará que Stalin asaltó un banco en Tiflis, capital de Georgia, como si eso fuera algo malo, o en palabras del propio León Trostky: «Solo hay una cosa peor que robar un banco, y es fundarlo».
La hija de Stalin (Светлана Сталина)
Svetlana Stalin huyó a Occidente en 1960, ante la imposibilidad de vivir en un mundo, el soviético, que había condenado oficialmente el stalinismo. En aquellos años, incluso ella alteró el orden de los apellidos, adoptando el Alelúieva de su madre, para evitar así el «odiado» Dzhugashvili de su padre. En esos mismos años, y ante la imposibilidad de que Carmen Franco, la hija del tirano español le diera un heredero varón al dictador, se permitió por una Ley de las Cortes Franquistas, la alteración del apellido Martínez-Bordiú Franco, por el inverso, para hacer pervivir así el insigne apellido del tirano.
Aún hoy, en Rusia, los nietos y nietas de Stalin, siguen sin poder usar el apellido del dictador soviético, vencedor, mal que les pese a muchos, del nazismo hitleriano, el peor régimen político al que se haya enfrentado jamás la humanidad, enfrentamiento que costó a Rusia más de 30 millones de víctimas directas.
El cariño a su padre y a su madre
Svetlana fue utilizada por la CIA y a la larga se convirtió en un juguete roto de Occidente. su muerte en una residencia de ancianos, completamente empobrecida así lo refleja. Quizá por eso escribió en 1963 la obra : Rusia, mi padre y yo; para deshacer mitos sobre el suicidio de su madre Nadia Alelúieva, la muerte de su hermanastro Yacob en un campo de concentración nazi o cualquier otro sobre su propio padre. sus propias palabras ante el lecho de su padre no dejan lugar a dudas: » En aquellos días, en la despedida de su cuerpo en la Sala de Columnas del Kremlin, quise a mi padre con más fuerza y ternura que en toda mi vida. En aquellos días en que se calmó por fin y su faz se volvió hermosa y tranquila».
Sobre su madre Nadia, dice lo siguiente: » Mamá era severa con nosotros, no por aridez de alma, sino por rigurosa exigencia interior hacia nosotros y hacia ella misma. Mamá ha quedado grabada en mi alma como una mujer muy hermosa, elegante, de gráciles movimientos, sin embargo, rara vez nos acariciaba. En cambio mi padre me cogía constantemente en brazos, le gustaba darme besos sonoros y jugosos».
Para mí Svetlana fue un ejemplo intelectual de como mantener el amor hacia su padre, sin justificar ni uno solo de sus crímenes. Igual que los de la Fundación Francisco Franco, que hasta reciben dinero del Estado por mentir.
¡ Que descanse en paz Svetlana Stalin!