Es un tema recurrente, utilizado según en qué momento, para desprestigiar al Gobierno del Estado, dependiendo de la uniformidad política entre Melilla y Madrid. En los últimos ocho años, cual letanía o salmodia, el Partido Popular repetía los males que aquejaban al Hospital Comarcal y que básicamente se concentraban en «la atención hospitalaria a los ciudadanos de Marruecos». Hace tan solo una semana, el Gobierno de España creyó descubrir el mal que agujereaba a nuestro Hospital: » El turismo hospitalario procedente del Reino alauíta». Igualar el placer del turismo con la necesidad de acudir a un hospital, me parece una símil cruel y desconsiderado.
Una vez identificado el problema, los medios de propaganda abrieron sus hojas informando de que se iba a poner freno al asalto de Marruecos a nuestra sanidad pública (pueden leerse los titulares y declaraciones de los días pasados). Hoy, el director General del INGESA (Instituto de Gestión Sanitaria), José Julián Díaz Melguizo, en unas declaraciones muy sensatas, dice que se va a seguir prestando la atención sanitaria a marroquíes, en los mismos términos en que se venía haciendo. Él mismo ha desmentido de manera muy elegante, todo lo que se venía diciendo en días pasados. Melilla está donde está y eso nada, ni nadie puede evitarlo. Ya no volveremos a oir hablar de cómo la atención a los marroquíes devora cual termita la sanidad melillense. Algunos dejarán de hacer preguntas parlamentarias constantes en ese sentido. Algo hemos ganado.
¿Cuál es el problema de la sanidad en Melilla?
Aunque mucha gente le tenga manía a los funcionarios públicos, debo decir que si algo aportan al conjunto de la sociedad, es tranquilidad y eficacia. En el Hospital de Melilla, casi todos los profesionales trabajan con una atención y dedicación muy por encima de las exigencias de sus convenios laborales o de la Ley de Función Pública. Cualquiera que haya estado en el Hospital sabe de lo que hablamos. Siempre hay alguien que sabe lo que tiene que hacer y eso es lo que queremos todos en cualquier situación, sobre todo en las relacionadas con la salud. Introducir el elemento de la intranquilidad y de la inestabilidad en los colectivos de funcionarios, es un error que no debe cometerse.
Los problemas reales de la Sanidad en Melilla son otros, y pienso que en la posible saturación del Hospital de Melilla, algo de responsabilidad tendrán las compañías de seguros sanitarios, que jamás han ofrecido una clínica privada a los melillenses. Ofrecen consultas de profesionales, pero no todas las requeridas, compartiendo también a los médicos especialistas. Al final, cualquier operación o cualquier prueba diagnóstica recae sobre el Hospital Comarcal. En días atrás, una colaboradora hablaba de la necesidad de una clínica de salud mental.
Ahora sí es cuando hay que recordar, que el último solar libre de la explanada de San Lorenzo, destinado a equipamiento sanitario y a la construcción de una clínica privada, fue un propósito que nunca llegó a fomentarse, recalificándose el terreno para hacer un nuevo edificio de viviendas. La falta de especialidades, de cierto tipo de profesionales, obliga a realizar muchos traslados a Málaga, lo que incrementa tanto el gasto sanitario como el de las familias y el consiguiente riesgo para los enfermos.
Yo sigo siendo un defensor de lo público, de la gestión correcta de los recursos del Estado. Hay muchas preguntas por hacer sobre la sanidad en Melilla. ¿Se cobra a las compañías privadas todas las prestaciones realizadas a sus asegurados?. ¿Se puede racionalizar el gasto y acabar con el despilfarro, sin sobrecargar las plantillas, sin reducir personal y sin reducir la calidad de la atención sanitaria?. Creo que se puede cobrar parte de la atención hospitalaria que se presta, tanto en el caso personal, como mediante convenios con Marruecos.
Vista la situación de saturación muchos hospitales españoles, la situación melillense no parece igual. Nadie va un hospital por gusto y en Melilla, muchas veces el propio paciente paga parte de sus consultas o tratamientos, sin necesidad del «copago». Hay excesivo ruido de fondo en todo este tema, que enmascara un problema que sigue sin salir a la luz, o sin saber abordarse.
Nota: Todos los excombatientes marroquíes del ejército de Franco, siguen teniendo derecho a la asitencia sanitaria española, tanto ellos (que cada vez quedan menos), como sus familias hasta la 3ª o 4ª generación. Eso fue una concesión graciable de Franco, por su ayuda en la victoria final sobre La República española.
PD: http://www.infomelilla.com/noticias/index.php?accion=1&id=32353
Has debido tocar algo peligroso porque el silencio es sepulcral… Ya habrás oído la cita del reciente premio «Cervantes» Nicanor Parra, algo así como: «no me juzguen por lo que digo sino por lo que callo».
Es curioso lo que dices, porque yo también he percibido ese silencio, espeso, interminable, no se sabe si amenazante, que se produce con algunos temas. Durante un día o dos, desaparecen prácticamente todos los opinadores y colaboradores. Todos esperan a ver quien es el primero en comentar algo, y a veces, nadie comenta nada y entonces, el clamor del silencio es ensordecedor.
Por eso, y te descubro un secreto, Amanda, rompo el silencio con un tema liviano.
Pues si, hace falta alguna que otra clinica, estamos aislados en ese aspecto, y como ya dije en el tema de salud mental, nuestra Melilla está desfasada …4 habitaciones, 4 para una población de setenta y tantas mil. personas. y eso es de la Edad Media..
Deberían construir la clínica, pero ya en algunos de los muchos edificios vacios que hay ;.Banco de España, Correos, Mercado del Poligono, antigua residencia de la calle Polavieja , cuartel de Caballeria, cuartel de regulares,¿sigo?, casa o pabellones militares en frente de la Hípica….De verdad , oir lo del Rio de Oro es para enojarse
Insisto hasta que nio le toque a uno con poder , ea a aguantarrrrrrrrrrrr. De nuevo, perdón por repetirme y gracias