La digitalización del Telegrama del Rif


                       Todo para La Nomenclatura, pero sin el pueblo

       El Telegrama del Rif está digitalizado por la Ciudad Autónoma de Melilla, o lo que es lo mismo, con el dinero de los ciudadanos, desde 1904 hasta 1955.  Cada año digitalizado pasa inmediatamente a La Consejería de Cultura, que lo distribuye a la Biblioteca Pública, a otras Instituciones culturales y  por supuesto a la nomenclatura. Desconozco a qué entidades culturales o públicas, además de a La Biblioteca , se les reparte un ejemplar anual de El Telegrama del Rif digitalizado. Desconozco si realmente se le reparte a alguna entidad.

           A los que seguramente se les reparte año a año y copia a copia, es a los miembros de la nomenclatura cultural de Melilla, en una cantidad que puede redondear el medio centenar de personas o incluso el doble. Esta copia que presento en la fotografía, es de la edición para la nomenclatura. Sobró una copia y aunque  ya no me acuerdo como, llegó a mis manos. Una migaja de lo que ellos se reparten.

                       El problema de investigar en Melilla

     Si se quiere investigar en nuestra ciudad, hay que armarse de paciencia, de lápiz y papel o dejarse los ojos en las infames copias microfilmadas, que ya casi nadie utiliza. Si se quiere una copia de un determinado año de El Telegrama del Rif y llevársela a casa, pagando un canon, es imposible, porque ni siquiera está contemplado en el reglamento de funcionamiento de la Biblioteca Pública. Toca lápiz y papel y dejarse día enteros revisando hoja a hoja. Es una situación absolutamente insólita, incalificable y humillante para el ciudadano. No quieren hacer las cosas de otra manera.

         La otra vía posible, es como dice Imparcial, dirigir una carta a la Todopoderosa Consejera de Cultural y que tenga a bien autorizar la copia, graciable, de un año específico. Lo normal es que digan que: No.

       Yo utilicé ambas vías. Me dijeron que no en ambas. En la Biblioteca me dijeron que No,  porque no está contemplado en el reglamento y en la Consejería me dijeron que No, porque no está contemplado en el reglamento. Así que cuando puedo y dispongo de tiempo, me voy a  la sala de investigación de la Biblioteca Públicay allí me siento a pasar páginas y a fotografiarlas con mi cámara digital.  La prueba de que la nomenclatura dispone de todos y cada uno de los años que se han digitalizado, es la fotografía que ilustra esta entrada.

    Nota:    Ya hemos contado casi todo. Esperamos al debate.

     

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La sequía se anuncia en Melilla


  En el mes de enero toda la tierra debe estar arada y sembrada y en este mes, en el que la luz va remontando, hace falta agua y en abundancia: «Eche agua Dios, que oro es para nos». En Melilla, cuando acudo a los mercados para recopilar datos para las diferentes encuestas del INE (Instituto Nacional de Estadística), me muestran su quejas tanto los pescadores, como los vendedores de productos hortofrutícolas.

          Los pescadores y vendedores de pescado cuentan que el otoño ha sido muy seco, que los ríos no han llevado agua al mar y en los estuarios no hay comida para los peces. Los cauces de los ríos y de las torrenteras aportan al mar todo tipo de limos y de nutrientes para los bancos de peces, que se acercan a alimentarse  hasta los estuarios. Se quejan de que los peces grandes no crecen tanto como debieran, y de que el pescado está seco, sin firmeza. Esto se aprecia muy claramente en los peces grandes como las corvinas, los peces espada y toda la familia de los escualos y que comemos bajo los nombres de emperador o cazón.

       En los productos de la tierra sucede otro tanto, Por estas fechas la tierra debe estar ya bien labrada y sembrada y por este motivo, los labradores se pasan todo el mes mirando al cielo, observando las nubes y los vientos. Los refranes del tiempo son muy curiosos y e instructivos, aunque en estos tiempos del cambio climático, muchos empiezan ya a no coincidir. Algunos no perecerán como el de: «Agua no falte, que sol sobrará».

        En Melilla hay varios indicadores. El principal de todos estos signos es el monte Gurugú y como dice un compañero de trabajo, antiguo residente del Barrio del Real ( el barrio de huertas y de labradores por antonomasia de Melilla), el Gurugú habla y en este mes, no barrunta agua. Las nubes se posan en su cima, pero pasan de largo y no descargan.

      Los otros dos indicadores son las praderas de la Granja Agrícola, que aparecen secas y amarillentas y la lagunilla de Mari Guari, que debería tener agua remansada desde hace dos meses y que sigue apareciendo bastante seca. De esta última lagunilla ya he comentado algo en una entrada anterior.

  Nota: En enero el día se incrementa en 46 minutos. Se  nota que los crespúsculos vespertinos se van retrasando.