Las mañanas del encharcador


 

          Hay que ofrecer sensación de gestión. Apenas ha llovido en   todo el mes. Las moscas y los mosquitos lo inundan todo. Ninguna Consejería informa de que la incineradora está en parada técnica desde el día uno, lo que unido al calor, hace que insectos tan molestos se hayan extendido como un manto del que no hay manera de librarse. Por la mañanas, toda la ciudad está encharcada. A las molestias considerables para circular por nuestras desniveladas e intransitables aceras, se une ahora la dificultad de sortear los charcos. Están en todos lados: en los soportales, debajo del coche al aparcar, o en los peligrosos y deslizantes pasos de peatones.

           El baldeo es necesario, pero es el estado de la ciudad, de sus aceras, de su firme, de sus pasos de cebra, el que lo convierte en peligroso y molesto.

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Acostúmbrate a sufrir con paciencia las contrariedades, a escuchar en silencio lo que desagrada, a estar sosegado entre los turbulentos y a permanecer tranquilo entre el estrépito del mundo.

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