El estado real de las playas de Melilla


           Al empezar la temporada de baños en Melilla, com sucede en los últimos años,  las cosas no están como debieran estar, pese a las altas cantidades de dinero invertidas. El año pasado se echó la culpa a «los meteorólogos» porque no dieron bien la previsión, aparte la temporada se inició con dos ahogados en la playa de San Lorenzo. Este año, la culpa la tiene probablemente el proceso electoral y casi con toda seguridad, el recurso de CpM.

          El caso es que desde que el Estado dejó de pagar la barca «Limpiamar», la Autoridad Portaria o La Consejería de Medio Ambiente, no han sido capaces de hacerse cargo de ese servicio y en cuanto el agua está un poco removida, algunas zonas de baño presentan este aspecto. Aparte, las zonas de duchas están algo envejecidas y no todas las duchas y «lavapies» funcionan. Pese a la propaganda, no tenemos tanto litoral playero como para que sea imposible tenerlo en óptimas condiciones. Si la Consejería de Turismo ofrece a Melilla como producto turístico, también debería colaborar en la adecentación de las playas. Da la sensación de que se gasta más dinero en publicidad y folletos, que en el mantenimiento real del litoral playero.

       Alguna cosa falla en toda esta cadena, porque salvo en los días de «poniente» el agua suele presentar un aspecto «asquerosito» en algunas zonas. Este año tampoco se ha procedido al oxigenado y el limpiado y trillado de la arena y eso provoca que se vean demasiados cristales rotos, envases, etc. No todo es culpa de las Consejerías, está claro que también hay falta de colaboración ciudadana, pero la obligación de La Administración Local es tenerlo todo en un estado atractivo y no es lo que puede verse, pese a » las banderas azules». Hay una gran disociación entre realidad y propaganda. Hay que cerrar esa brecha y no ampliarla.

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Melilla sin control arqueológico


       Restos de un posible arco en el Bº del Real

      Melilla siempre estuvo poblada. Su situación,  la abundancia de agua, la existencia de un matantial en el peñon rocoso de Melilla La Vieja, la fertilidad de sus tierras, la desembocadura del río de Oro, su carácter calcáreo propicio para la existencia de cuevas naturales, conformaban un cúmulo de circunstancias naturales propicias para la existencia de asentamientos neolíticos estables. Serían asentamientos poblacionales de la cultura amazigh o mauritana. La existencia de una población estable, amazigh/mauritana,  en la zona, provocaría el asentamiento de fenicios, cartagineses, griegos, romanos, etc, hasta la llegada de los árabes primero y los castellanos después.

       Ocurre que todo eso se desdeñó por los estudiosos de la época del Protectorado. A esto se añadió que gente sin preparación alguna, se hizo cargo de las pocas y primeras excavaciones del siglo XX, con lo que el destrozo fue mayor que lo conservado. En la década de 1960 y posteriores se hizo tabla rasa con lo mucho o poco que pudiera quedar del pasado árabe y bereber. Se pasó por encima de todo, con tal de buscar la mítica Russadir fenicia, olvidando que si hubo fenicios, es porque antes había bereberes. Desgraciadamente ese es el pesamiento historico-politico  que sigue imperando.

         Es una desgracia para la historia de Melilla, que La Consejería de Cultura haya decidido entregar toda el área de investigación y excavaciones a una entidad privada, el Instituto de las Culturas del Mediterráneo, que tiene sus propios criterios y fines y que rechaza lo que no conoce, o sencillamente lo que no les interesa. Es una desgracia que Melilla no tenga un Plan Arqueológico visado por el Ministerio de Cultura y la Dirección General de Bellas Artes. Es una desgracia que Melilla no tenga un arqueólogo municipal.

       Lo intolerable  de toda esta situación, es que se tengan cerradas al público y al interés general las zonas arqueológicas de Melilla, que no se ofrezcan a la divulgación pública, cosas que se dan a conocer en cualquier lugar de España. recientemente, en unas obras en el Patio de Los Leones en La Alhambra, se encontraron las primitivas alquerías y los restos de un Palacio anterior. La información se dió a conocer a toda España. Lo mismo que ocurre en cualquier ciudad de España con cualquier hallazgo.

      En Melilla, los personajes que se han apropiado de la Cultura y el Patrimonio de los melillenses, se jactan de no ofrecer información a quién la pide, y disfrutan en su vanidad, de que uno, se indigne al no recibir información alguna, que por otra parte es pública en cualquier lugar de España.

              Obras en el Barrio del Real

     Las obra sin control arqueológico previo y preceptivo en el Bº del Real, están trituran con toda probabilidad, la posibilidad de encontrar restos arqueológicos bereberes, que por otra parte fueron frecuentes en la década de 1920. En esos años, los de la expansión de Melilla, se encontraron restos arqueológicos bereberes en la calle Mar Chica, en la calle Salamanca y en la finca de «los pajares de Intendencia», en las inmediaciones del Aeropuerto, etc. Todo eso desapareció  en manos privadas, sin que jamás llegaran a datarse o saberse qué es lo que se encontró.

       En la excavación del terreno tras la demolición de una casa, en las confluencias entre la calle Cataluña y La Legión en sentido ascendente, he podido fotografiar este resto de arco, quizá de la  bóveda de una cueva, refugio o silo de grano. Son muchas las cuevas que se localizan en las obras de demolición de casas viejas del Real, quizá restos de almacenes o sótanos. La mayorían son contemporaneos, pero otros como éste, parecen de procedencia más antigua. Nunca está de mas, darle una oportunidad a la arqueología y a la historia.