Mantener encendida la lámpara


              No siempre será fácil. Como decía  Mariano José de Larra (1809-1837), a veces, «escribir en España es llorar».  El político y escritor granadino Diego Hurtado de Mendoza (1503-1575), al escribir su libro sobre la Guerra de Granada advertía: «Es muy sabido, y muy antiguo en el mundo el odio a la verdad, y muy ordinario padecer trabajos, y contradicciones, los que la dicen, y aun más los que la escriben». Atravesar estos tiempos oscuros y llenos de incertidumbre, intentando alumbrar la noche con un candil, no deja de ser una temeridad, pero también es verdad que es necesario. Alguien tiene que hacerlo. La travesía será muy larga, no habrá respuestas ni inmediatas ni plenamente satisfactorias.  Muchas veces ni siquiera con el candil se verá el camino y en medio de la oscuridad ni uno mismo sabrá donde está. en ocasiones será difícil hasta encontrar el aceite para alimentar la luz de la lámpara. Nada va a ser fácil. Como mucho, a veces,  sólo distinguiremos una silueta, pero quizá eso nos sea suficiente para continuar y siempre esperaremos, que alguien lleve encendido otro candil, y nos señale la senda perdida.

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Acostúmbrate a sufrir con paciencia las contrariedades, a escuchar en silencio lo que desagrada, a estar sosegado entre los turbulentos y a permanecer tranquilo entre el estrépito del mundo.

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