Paupérrima área infantil de Los Pinos


                 Colas frente al único tobogán

  Estamos acostumbrados a las colas, en el Kursaal, en los Bancos, en el Registro Civil, frente al Centro de Mayores, en Correos, en cualquier lugar. Las colas nos esperan hasta la fiesta de San Valentín para mayores. Por tanto, si esta es la realidad a la que debemos enfrentarnos, lo mejor es iniciar el entrenamiento desde pequeños. En la escasa, deteriorada y paupérrima área infantil de Los Pinos, puede emprenderse  el «duro aprendizaje de las colas».

  Un área infantil única en toda la extensión de los pinares de Melilla. Un solo tobogan y cuatro columpios, que vienen a suponer «la pista americana» de los niños. Todos aguardaban en perfecto orden, vigilados de cerca por algunas madres y algo más de lejos por los padres, sin prácticamente tensiones de importancia. Aquí se templan los animos y los nervios como en un yunque, hasta que de mayores otras colas pongan a prueba la solidez de este aprendizaje prematuro.

    Los Pinos es la única zona de esparcimiento rural de los melillenses y hace décadas en las que no se invierte un solo euro en ella. Los aseos se mantienen a duras penas, las papeleras y las barbacoas empiezan a ser escasas, así como los bancos para sentarse. Las zonas de aparcamientos no  está pintada y eso provoca que muchos coches aparquen mal y eliminen plazas para otros vehículos. No estaría de más que se instalasen más carteles con las normas de uso del parque, y cierta vigilancia para obligar a los usuarios a utilizar las instalaciones de modo correcto. No todo el mundo entiende lo de las normas cívicas de comportamiento.

       Empieza el buen tiempo y los melillenses empezamos a hacer uso de Los Pinos y todo aparece demasiado descuidado, y sin vigilancia de ningún tipo. El derroche no está aquí.

Anuncio publicitario